Hasta siempre maestro, mi maestro (Carta a Eduardo Galeano)
Me regalaste algo tan bello como tu amistad. Yo te contaba mis alocadas historias, y tú compartías conmigo tu inabarcable sabiduría. Admiraba enormemente tu humildad -propia de las buenas personas- y esa capacidad tuya de querer, lo hacías a corazón abierto. Tierno, cariñoso y profundamente generoso. "La vida es darse. Darse, no hay alegría más grande", repetías. Cuánta razón.