Este post sobre la vuelta de Nacho Duato a los escenarios españoles, en concreto al Teatro Real, se podría haber titulado El regreso del hijo pródigo. Un hijo que ha vuelto con todos sus talentos. Talentos que no ha malgastado, sino que los ha multiplicado, de alguien al que se le han abierto las mejores puertas para regresar.