Las mujeres de los movilizados en la invasión de Ucrania están levantando la voz por los suyos, de los que no saben nada en meses. Hacen más ruido que la oposición.
Son cerca de 45.000 los moscovitas que batallan en la guerra, según el alcalde de la capital rusa. Hay "miles" más que trabajan en Donetsk y Lugansk, en zona prorrusa.
Se trata del exministro de Agricultura de la república rusa de Komi, Denís Sharónov, que ha pedido asilo en el país rival a propio, al que huyó por miedo a la movilización.
La participación general a esa hora es del 40,48 %, unos 2,5 puntos más que en 2019. Está por ver si es un impulso en la movilización o previsión por el calor.
Todos invocan estos días la palabra mágica, porque todos confían en que una alta participación del electorado les deje tocar el poder. Así están las cosas ante el 23-J.
Sostiene Defensa que se busca "personal voluntario y profesional, más que como una nueva movilización obligatoria", peso se temen presiones para que el reclutamiento sea mayor.
"Esta movilización despierta muchas preguntas. Hay que corregir todos los errores y no volverlos a cometer", reconoce, tras la llamada de hombres enfermos o sin experiencia.
Un joven ha entrado en las dependencias de Ust-Ilimsk y ha disparado contra el militar, que está en estado crítico. Ha sido detenido de inmediato y será "castigado".
Hoy la movilización plena de indignación bulle más en las mentes que en las calles. Pero también llena las urnas. Por eso quizás sea más apropiado hablar hoy de un nuevo concepto como la "movildignación" ciudadana. Nuevos conceptos para nuevos tiempos. Ni mejores ni peores. Diferentes. Los que tocan hoy.