Putin teme la rebelión de las esposas de sus soldados
Las mujeres de los movilizados en la invasión de Ucrania están levantando la voz por los suyos, de los que no saben nada en meses. Hacen más ruido que la oposición.
Los familiares de los rusos que combaten en Ucrania, y especialmente sus esposas, están enviado un mensaje muy claro al presidente Vladímir Putin: "Estimado Vladímir Vladimirovich, estamos esperando su ayuda". Exigen que se libere a los soldados tras un año de servicio en el país vecino, cuando no saben nada de ellos durante meses y nadie da explicaciones de por qué no hay relevos.
Las mujeres están amenazando con protestas en todo el país si no cambian las cosas y así llevan dos meses, con protestas testimoniales al principio pero que están creciendo y preocupando a las autoridades rusas. Valientes en un país en el que mostrar una hoja de papel en blanco puede suponer la cárcel.
Estas manifestantes tan especiales sostienen que los hombres han cumplido su condena en el frente, 15 meses después de que unos 300.000 reservistas fueran llamados a filas para reforzar la difícil campaña de Rusia. No son militares de carrera, sino civiles en edad de combatir sacados de su rutina y enrolados en un conflicto que nadie sabe cuándo acabará.
Pero con pocas señales de que el presidente Putin vaya a reducir sus ambiciones territoriales y no sólo en Ucrania, "los militares están ignorando sus súplicas y los propagandistas han tratado de convertir en villanos a quienes hablan", denuncia el medio norteamericano NBC, que ha podido hablar con algunas de estas mujeres que han hecho de su frustración una causa común.
La cadena ha hablado, por ejemplo, con Asya, desesperada porque su marido no regresa a casa. Fue reclutado en septiembre de 2022, explica, y todavía está en Ucrania sirviendo en una unidad de artillería más de un año después. Ahora teme que su marido, que trabajaba como conductor antes de ser llamado a filas, se quede atrapado allí indefinidamente. "Intentas salir de este pozo todos los días y piensas: '¿Cuánto tiempo más puede durar esto?'", afirmó desde su casa en la región de Moscú. "¿Hasta cuándo podrán burlarse así de nosotros?", afirma con una dureza que hasta hace poco sólo usaban los opositores a Putin. Asya reconoce que está luchando para arreglárselas sola con su hija de un año y medio. "No planeaba ser madre soltera (...). Necesito un marido en casa", se duele.
La mujer explica a la NBC que escribió a funcionarios regionales y federales exigiendo respuestas, pero cuando no llegó ninguna, recurrió a otras mujeres que enfrentaban la misma situación. No está sola en su pelea. Formaron un grupo que se transformó en un canal en Telegram llamado "Put' Domoi", algo así como "el camino de vuelta a casa", que ahora cuenta con más de 39.000 seguidores.
Cuando el canal se lanzó en agosto, las administradoras todavía expresaban su apoyo a la "operación militar especial", como el Kremlin llama a su invasión, y esperaban que Putin interviniera para devolver a sus hombres. Su retórica ha cambiado, ahora que siguen sin respuestas. Las mujeres cuestionan cada vez más el propósito de la guerra de Putin, junto con críticas a veces mordaces al propio presidente. "No tenemos ninguna esperanza bajo su liderazgo", se lee en una de sus publicaciones publicada el mes pasado, consultada por el citado medio.
Uno de los principales problemas de las mujeres es el decreto de movilización de Putin, que no establece claramente una fecha límite para el servicio de los reclutas, dejando a los hombres a disposición del Kremlin indefinidamente.
Por ahora han tratado de organizar protestas mayores, pero las restricciones de covid-19 sirven de excusa para no permitirlas. Han apostado, pues, a otro tipo de visibilidad, como actos desobediencia civil, usar calcomanías y pegatibas con la etiqueta #returnmyhusband en su ropa y coches, o depositar flores en monumentos de guerra en todo el país. Llevan pañuelos blancos en la cabeza como marca distintiva y son cada día más reconocibles.
Influencia en año electoral
Con las elecciones en marzo, a las puertas, está por ver si el grupo de acerca a los candidatos críticos y el efecto que ello puede tener entre el electorado, por más que el apoyo a Putin se espere mayoritario. Ya se han visto con algunos de estos opositores, por lo que están "satisfechas". La preocupación de Putin de que las protestas vayan a más o calen en la sociedad tiene fundamento. Por ahora, el presidente ha eludido en precampaña hablar de la movilización y sus plazos.
La activista más conocida del grupo, Maria Andreeva, fue detenida temporalmente por agentes de policía después de ponerse en la calle con una pancarta, cerca del Kremlin, el fin de semana pasado, pero la dejaron libre poco después. No se ha informado de más detenciones.