La Maga de Donousa
Al ser isla pequeña todo está en el mismo sitio, unas cosas frente a otras, como en las casas de muñecas. Y la barca, que se llama la Maga de Donousa, me llegó al corazón. Amarrada a los pies del café, cabeceaba con colorines e impaciencia, deseosa de zarpar en busca de nuevos conjuros y susurraba, quién mejor que ella, entre chirridos de amarras y pajareos de charranes las viejas estrofas de Elytis.