El llanto es dolor, dicen los estoicos; el llanto es comunicación, dirían los niños de pecho si pudieran hablar, pero sólo lloran, o ríen, o balbucean. Las lágrimas ablandan, consiguen cosas, son a veces un precio barato. El llanto es, pues, moneda: te compro con mis lágrimas tu compasión.