No es la primera vez que Justin Trudeau, el primer ministro de Canadá, da lecciones de humanidad y empatía. Uno de los momentos más icónicos fue cuando hace años vistió una camiseta rosa encima de su camisa para visibilizar la lucha contra el acoso escolar. Ahora, ha protagonizado este momento espontáneo en el que responde en un mitin a un hombre que protesta por las políticas canadienses de acogida a inmigrantes y refugiados. Su respuesta hace tener esperanza en los políticos.
"Es imposible no darse cuenta de que esto proviene de un contexto racista y colonialista. Está ligado a los estereotipos sobre las mujeres indígenas, que son vistas a menudo como malas madres".
El gasto público también incluye recursos para enfrentarse a la llegada de refugiados procedentes de Estados Unidos y dinero para las comunidades indígenas.