Muchos refugiados sirios se enfrentan a una pobreza extrema que les obliga a tomar decisiones que ningún padre querría tomar nunca. Entre las consecuencias de la situación tan dura en la que se encuentran están el matrimonio y el trabajo infantil. La educación es clave para combatirlos.
Para gran parte de los refugiados atrapados en Grecia desde marzo de este año, el limbo se asemeja mucho al infierno. El limbo está en los campos griegos, un espacio en el que hay demasiados fragmentos de familias, pedazos que deberían pegarse a otros pedazos dispersos por Europa, muy lejos de la imagen de familias unidas que en estas fechas ven a su alrededor, en plena celebración de la Navidad.
La imagen de Aylan no fue la primera que despertó un sentimiento compasivo general que acabó en frustración. Todo es muy complicado, pero para cambiar las cosas, quizá sería bueno seguir el consejo de Susan Sontag: "Apartar la simpatía que extendemos a los otros acosados por la guerra y la política asesina a cambio de una reflexión sobre cómo nuestros privilegios están ubicados en el mismo mapa que su sufrimiento -de maneras que acaso preferimos no imaginar-, del mismo modo como la riqueza de algunos quizá implique la indigencia de otros..."
A juzgar por la interminable tradición de guerras y contraguerras, de invasiones e intervenciones que normalmente preceden a las guerras civiles, parecería que el poder siempre cuenta con una mayoría de indiferentes que cada tanto se conmueve hasta las lágrimas cuando descubre las consecuencias de sus malas elecciones de las que nunca llegan a aceptar ninguna responsabilidad.
En Afganistán, República Centroafricana, Sudán del Sur, Sudán, Siria, Ucrania y Yemen, los hospitales son bombardeados de manera rutinaria. Son atacados, saqueados o incendiados. El personal médico se siente amenazado. Los pacientes se esconden bajo sus camas.
Lo que nos inquieta es que el aumento de los enfrentamientos acreciente el riesgo de que la población se quede sitiada. Sólo hay una carretera por la que se puede entrar y salir de Alepo que no está controlada de las fuerzas del Gobierno de Damasco. Si esta vía se cierra y la ruta queda bloqueada, tememos que la situación alcance cotas muy graves.
Diariamente, más de 5.000 niños, en algún lugar del mundo, están siendo parte, de una forma u otra, de los conflictos armados. Esto hace que sus derechos como niños se vean vulnerados, no pudiendo disfrutar de una infancia feliz como se merecen. Los niños pierden una infancia que jamás recuperarán: sus amigos, sus juguetes, sus sueños...
Bajo la imprescindible necesidad de unidad contra el terrorismo del Daesh, el pacto antiyihadista que hay en España vuelve a incidir en una receta, la del recorte de libertades, que no sólo no ha funcionado sino que ha agravado los problemas en los últimos años. ¿Alguien puede afirmar que hoy en día estamos más seguros que desde los anteriores atentados? ¿Más que hace uno, cinco o diez años atrás?
A pesar de haber nacido en Damasco, la Ciudad del Jazmín, capital del país donde se creó el alfabeto escrito más antiguo, has querido marchar, dejado tu casa, tu empleo, tu familia, tus amigos. ¿Ah!, ¿que no tenías trabajo y que tu casa ha sido destruida por una bomba y matado a uno de tus hijos? ¡Mala suerte!