"Me volví completamente loca": una chica siria relata cómo los soldados asesinaron a su familia
La milicia pro-Asad disparó a la madre, al padre y al hermano de Aiysha, y ella logró sobrevivir, pero lo presenció todo.
La guerra en Siria ha dado lugar a muchas historias horribles de masacres y pérdidas, pero pocas son más desgarradoras que la de Aiysha.
Toda su familia (padre, madre y hermano) fue asesinada a tiros en una redada en su casa por parte de la milicia favorable al régimen del presidente sirio, Bashar al-Asad. Las tropas también dispararon a Aiysha pese a que solo tenía ocho años, pero, al contrario que sus seres queridos, la niña sobrevivió.
Esta adolescente de 14 años cuenta al HuffPost Reino Unido cómo ha vivido estos años con un trauma del que tal vez nunca se recupere.
"Me volví loca, no era capaz de articular palabra", asegura mientras recuerda el terrible suceso.
Vivía con su familia en Homs, que estuvo asediada entre 2011 y 2014. El ejército sirio estaba decidido a asesinar a los rebeldes que habían desafiado al gobierno como consecuencia de la Primavera Árabe. Aiysha y su familia apenas salían a la calle porque era muy peligroso: "Ni siquiera podíamos asomarnos por la ventana", señala Najat, la abuela de Aiysha.
Najat cuenta que los soldados comenzaron a atacar a los civiles en un intento brutal de reprimir los levantamientos del Ejército Libre Sirio en 2012. "Comenzaron a atacar casas, asesinando a las personas, robando dinero, oro y todo tipo de pertenencias. Nos estaban matando en nuestras propias casas", narra.
Ese año, las tropas irrumpieron en la casa de Aiysha y les obligaron a darles la comida que estaban comiendo en ese momento.
"Les dieron la comida, pero los soldados la tiraron por las escaleras", cuenta Najat, que vivía a unos 15 minutos.Uno de los hombres obligó al padre de Aiysha a subir escaleras arriba, mientras le amenazaba con una pistola en la espalda. Entonces le torturaron, su mujer y sus hijos escucharon todo. "Él decía: 'No he hecho nada, ¿qué queréis?", recuerda Najat. "Le torturaron y, acto seguido, le dispararon. Su familia escuchó cómo lloraba del dolor. Mi hija y mi nieta lloraban, estaban aterrorizadas".
Entonces, el soldado regresó a su habitación y le dijo al resto de la familia que se colocara en una fila, porque ellos también iban a morir. La madre de Aiysha rompió a llorar, corrió a proteger a sus dos hijos y suplicó que no les matasen.
Pero los soldados abrieron fuego, asesinando a la madre y al hermano de Aiysha, de 9 años. Una bala atravesó el abdomen de Aiysha, dejándola inconsciente. Sin embargo, horas después, la niña despertó y se vio rodeada de los cadáveres de sus familiares.
Confusa y llena de dolor, la niña salió a la calle y comenzó a llamar a las puertas. Una pareja le dejó entrar y echarse en su cama. Pasaron tres días hasta que por fin fue seguro salir a la calle y buscar un médico. Tuvo que seguir las instrucciones de un médico a través del teléfono para saber cómo vendarse la herida y finalmente consiguió contactar con su abuela.
Najat cuenta que los cuerpos del gobierno de Asad le negaron la ayuda. "Yo llamaba al gobierno, a los bomberos y a los hospitales pidiendo ayuda. Se limitaron a decir que me merecía lo que había pasado y colgaban", relata.
Aiysha huyó hacia el sur con sus abuelos poco después y, en la actualidad, residen en Amman (Jordania), donde está a salvo de la violencia que sigue asolando a su país.
Aiysha cuenta que el sufrimiento y el shock continuaron: "Cuando era pequeña, no pensaba en estas cosas. Pero ahora soy mayor. Ya siento el dolor. Empiezo a entender las cosas".
Sus psicólogos de Unicef dicen que a menudo tiene flashbacks, depresión, ansiedad y que está totalmente retraída. Creen que necesitará años de terapia para superar lo sucedido.
Esta adolescente ha sido incapaz de trabar amistad con nadie desde los asesinatos, y solo ha sido capaz de abrirse ante su psicólogo y sus abuelos. Ella soñaba con ser profesora antes de la guerra, pero ahora apenas puede concentrarse en sus estudios: "Cuando intento estudiar, vuelvo a recordar todo lo que pasó", señala la joven.
Najat tiene una relación muy cercana con su nieta y está decidida a protegerla de cualquier daño. "Me la llevo allá donde voy, es muy especial para mí", asegura Najat, a lo que añade: "Pero tengo la sensación de que, haga lo que haga, nunca voy a reemplazar el amor de su madre".
También preguntamos acerca de sus planes de futuro y la perspectiva de Aiysha es desoladora: "Tiendo a pensar más en el pasado. Ya no importa lo que quiero ser. Ya no pienso en eso".
El mensaje que quiere transmitir Aiysha sobre Siria al mundo es muy sencillo: "Basta de asesinatos, destrucción y devastación. Es demasiado".
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Reino Unido y ha sido traducido del inglés por María Ginés Grao.