Total, que al final te ves con la maleta llena de mantones, flores, pendientes largos y sin tener ni idea de cómo va a casar todo aquello. Ah, más un paraguas por si acaso, que encima resulta que dan lluvias (¡en Sevilla!). Y por no hablar del calzado, que ya te han comentado de pasada algo de que puedes acabar con los zapatos perdidos de albero y caca de caballo...