Hasta el siglo XX el comercio fue un intercambio de bienes o mercancías por precios, que se acordaban en función de las demandas y de los mercados. En el siglo XXI, la concentración de los recursos y mercados ha acabado por eliminar de ese intercambio la mediación del comercio local antes conocido. Hoy es un asunto anónimo, prolijo de tratados y papeles, un entramado complejo de acuerdos, proteccionismos, blindajes, entre continuos llamamientos a la defensa del libre mercado, deshumanizado de cualquier intervención personalizada en el comercio.