Una veintena de excursionistas suben al volcán Dukono, al norte de Indonesia, y de repente el cráter entra en erupción. La huida cuesta abajo de estas 20 personas encoge el corazón y según la Agencia Nacional de Gestión de Desastres (BNPB), hasta el momento no hay información de posibles heridos.
Aparte de permitir que los científicos estudiaran la primera erupción canaria del siglo XXI, también nos mostró que el futuro pasa por convivir con estos fenómenos.
A la devastación en las islas de Mango y Fonoifua se suma un nuevo reto: evitar la entrada del coronavirus en un país con solo un caso notificado tras haberse blindado.