Las personas no eligen si ser alondras (matutinas) o búhos (nocturnas), pero los hábitos de vida pueden incrementar el riesgo de sufrir enfermedades metabólicas.
Quien tenga un hijo adolescente, seguramente estará de acuerdo conmigo en que no hay forma de que se acueste… O peor, de que se levante por las mañanas.