Mencionar a los súper ricos como lo que son, súper ricos, es arriesgado. Nadie se mete con nosotros cuando, como es nuestro deber, aseguramos agua, protección y cobijo a la población civil en situaciones humanitarias extremas conocidas u olvidadas por todos como Sudán del Sur, Yemen o la República Centroafricana. Pero, ¡ay como mencionemos a los ricos y comparemos su riqueza con la del resto! Entonces sí, tabloides patrios y trolls varios la emprenden. Nada sorprendente, no nos creemos diferentes ni eximidos, aunque sea desagradable.