Dejé de depilarme en un viaje a Ecuador. Al viajar por zonas rurales y aprender a apreciar las vidas tan duras y dignas que llevaban los indígenas, la depilación empezó a parecerme una pérdida de tiempo. Darme cuenta de que mi aspecto físico no me definía me hizo sentir más viva y más real.
Las duchas vaginales quitan toda la lubricación y protección natural, y producen mucha sequedad. Esa sequedad en la vagina más bien produce malestar. Lo que hay de manera natural en la vagina déjalo ahí.