Supera los 550 kilómetros cuadrados respecto al mes de mayo de 2018 y supone más del doble de la deforestación de hace dos años, según unas imágenes de satélite.
La Amazonia, tras haber resistido durante más de 500 años la transformación a gran escala a manos de los humanos, se enfrenta un nivel de desarrollo vial, energético y minero sin precedentes que comienza a amenazar la capacidad de esta selva.
Gran parte de la presión sobre los bosques que siguen en pie proviene de un grupo muy pequeño de productos o bienes básicos: soja, aceite de palma, carne de vacuno, pulpa y papel. Los orígenes financieros de este desastre ambiental requieren una estrategia financiera para hacerles frente.