17 personas se enfrentan mañana a un juicio en el que se les pide hasta 2 años y 8 meses de cárcel por decir que la energía nuclear es peligrosa, y lo es; por decirlo de manera pacífica, porque así actúa siempre Greenpeace. Y en definitiva, por poner en tela de juicio la falta de seguridad de las nucleares que, por cierto, son inseguras.