Juicio nuclear a Greenpeace
17 personas se enfrentan mañana a un juicio en el que se les pide hasta 2 años y 8 meses de cárcel por decir que la energía nuclear es peligrosa, y lo es; por decirlo de manera pacífica, porque así actúa siempre Greenpeace. Y en definitiva, por poner en tela de juicio la falta de seguridad de las nucleares que, por cierto, son inseguras.
17 personas se enfrentan hoy a un juicio en el que se les pide hasta 2 años y 8 meses de cárcel por decir que la energía nuclear es peligrosa, y lo es; por decirlo de manera pacífica, porque así actúa siempre Greenpeace. Y en definitiva, por poner en tela de juicio la falta de seguridad de las nucleares que, por cierto, son inseguras. Todo esto ocurrió el 15 de febrero de 2011, cuando 16 activistas de Greenpeace escalaron la torre de refrigeración en la Central Nuclear de Cofrentes y pintaron "Peligro nuclear", les acompañó un fotoperiodista independiente que enfrenta las mismas consecuencias.
Que la energía nuclear es peligrosa, lo hemos visto con nuestros propios ojos en Fukushima, y en Chernobyl. Por cierto, la acción de Greenpeace por la cual van a juicio sus activistas se realizó un mes antes del accidente nuclear en Japón, un accidente que está lejos de haber concluido, cuyas víctimas siguen sufriendo, y cuyos responsables no sólo no han pagado, sino que han sido rescatados por los contribuyentes. Por lo tanto, el mensaje de Greenpeace en las torres de refrigeración de Cofrentes no decía nada más ni nada menos que la verdad.
Que la energía nuclear es insegura, lo hemos visto este fin de semana. Sin ir más lejos, se declaraba un incendio en la nuclear belga Tihange 3. Debido a las tormentas, se paraba también la nuclear de Vandellos II. Y en Ascó 2 se produjo un vertido de alrededor de 1.000 litros de agua contaminada; y si echamos un vistazo a este último mes, hemos visto cómo aviones no identificados y no tripulados, drones, han realizado por lo menos 32 sobrevuelos en 14 instalaciones nucleares francesas, dejando en evidencia la seguridad de las centrales nucleares. Por cierto, Greenpeace ha realizado dos informes sobre las implicaciones que tienen estos vuelos. Uno de ellos se presentó la semana pasada en la Asamblea Nacional Francesa, pero Greenpeace ha optado por no publicarlo por los análisis detallados y de naturaleza sensible respecto a la seguridad nuclear. Por lo tanto, que Greenpeace vela por la seguridad nuclear, está fuera de toda duda.
Que los activistas de Greenpeace con pacíficos, lo demuestran los 30 años de historia de esta organización en España. Nunca hemos eludido a la justicia, y jamás se ha condenado a ningún activista por comportamientos no pacíficos. Un comportamiento muy diferente al mostrado hace unas semana contra activistas de Greenpeace que protestaban pacíficamente contra las perforaciones de Repsol en Canarias. Y un historial muy diferente al de otra gran compañía como Iberdrola, la dueña de la central nuclear de Cofrentes, que denuncia a Greenpeace, y que fue sancionada el pasado mes por menospreciar a los inspectores del Consejo de Seguridad Nuclear.
No me cabe ninguna duda que defender a los activistas de Greenpeace es defender a la sociedad y al medio ambiente.