Bien común
Se puede, ya lo creo que se puede
Bastan un puñado de visionarios promotores y unos pocos miles de ciudadanos activos para que estas iniciativas fructifiquen en propuestas sostenibles en el plano ético, y viables en el plano económico. Quizás pasaron los tiempos de esto o lo otro. Los ciudadanos queremos esto y lo otro también.
El huerto urbano
En una ciudad de EEUU me llevaron a ver algo simple, algo que, francamente, me impresionó, me impactó sobremanera. Me llevaron a ver una plaza, en el centro de la ciudad. En un lateral de la plaza, acotado como si fuese un monumento, había un espacio grande con plantas de tomates diversos, berenjenas, pimientos, calabacines, zanahorias, plantas de patatas y boniatos, girasoles y tantas otras cosas más. Y un cartel, muy visible, que decía: "Plantado por niños de la ciudad que recogen sus frutos los miércoles".
Medicinas asequibles y ciencia abierta
El derecho a disponer de los medicamentos existentes a un precio justo es una demanda tradicional de los países en vías de desarrollo y está -al menos parcialmente- camino de conseguirse por tres vías complementarias, pero diferentes.
¿Y si la solución fuera abrir? (en vez de cerrar)
Aquello de lo que cualquiera puede disponer sin pedir perdón ni permiso. Empieza a haber demasiadas ocasiones en las que abrir, compartir, poner a disposición resulta más rentable que mantenerse cerrado
Cambiar el sistema desde dentro
Desde el punto de vista psicológico, el origen de lo que está sucediendo es fruto de la búsqueda del beneficio personal, que conlleva la falta de visión de conjunto. Cuando alguien está motivado por la búsqueda del beneficio propio no entiende el concepto del bien común.
Un programa de 500 días para transformar la realidad económica
Lo que hace falta es un programa de pacificación a escala europea, que encauce una transición hacia un capitalismo de utilidad social que comparta, sin complejos ni prejuicios, algunos de los elementos de su ADN con los principios de planificación socialista.