Medicinas asequibles y ciencia abierta
El derecho a disponer de los medicamentos existentes a un precio justo es una demanda tradicional de los países en vías de desarrollo y está -al menos parcialmente- camino de conseguirse por tres vías complementarias, pero diferentes.
El derecho a disponer de los medicamentos existentes a un precio justo es una demanda tradicional de los países en vías de desarrollo y está -al menos parcialmente- camino de conseguirse por tres vías complementarias. Pero diferentes.
La industria coopera y dona
Invitadas por Bill Gates, las mayores farmaceúticas del mundo acuerdan compartir sus investigaciones para conseguir erradicar enfermedades tropicales olvidadas. También acuerdan un aumento sin precedentes de las donaciones de medicamentos de enfermedades ya erradicadas en Occidente. ¡Bravo! Gracias.
El estado (indio) regula
Nexavar, un medicamento para el cáncer de riñón y de hígado patentado por Bayer, será producido en la India bajo el nombre de Sorafenat por la empresa local Natco Pharma. La ley india de patentes permite autorizar la fabricación a la industria local cuando, al cabo de tres años, un fármaco no está disponible al público a un precio 'asequible'.
El tratamiento mensual de un paciente costaba 4.000 euros con el producto de Bayer. La alternativa genérica estará disponible por una fracción de ese precio: 134 euros/mes. Veintinueve veces menos.
Esto significa que más del 95% del precio del medicamento no se corresponde con los costes del producción. Son costes de investigación y desarrollo, marketing, financieros y de estructura. Bayer ofreció dar su fármaco por 475 euros a enfermos certificados. La empresa autorizada abonará un 6% de las ventas en concepto de regalías. Excepción necesaria. ¿Universalizable? ¿Sostenible?
Los científicos comparten
El activo profesor Dr. Mat Todd de la Escuela de Química de la Universidad de Sydney ha desarrollado una metodología para la investigación abierta que ya ha dado sus primeros frutos: una vía alternativa para la producción a bajo coste de un medicamento para el tratamiento de la Bilharzia, una enfermedad parasitaria que afecta a millones de personas que no tienen acceso a sistemas de sanitización de aguas residuales.
"El reto era que la medicina debía producirse a muy bajo coste y ese era un reto que la academia no iba a resolver", declara Todd. Así que probó otra cosa: publicaba todos los cuadernos de investigación y los datos a medida que los producía aceptando aportaciones e interpretaciones externas. Consiguió buenos consejos y un experimento que resultó ser crucial en el proceso.
Este mes de mayo inicia -con fondos del Gobierno australiano para tres años- una investigación abierta para encontrar un tratamiento para la malaria utilizando a científicos de todo el mundo que comparten datos en tiempo real sin preocuparse de las patentes. Cree que la ciencia abierta puede hacer grandes contribuciones en las primeras fases, antes de la pruebas clínicas. Libre, sin perdón ni permiso, para todos.
También para que las empresas existentes puedan colaborar, invertir o reducir sus costes, redefinir su estrategia y actividades y para propiciar que surjan nuevos modelos de negocio y nuevas estructuras basadas en este recurso común. Aire fresco para el ahogo.