Durante los últimos dos meses, hemos estado observando lo que se dice de Volkswagen en Twitter, con el objetivo de analizar la repercusión en una parte de los ciudadanos y comprobar si la crisis se ha notado también en las redes sociales. Se han obtenido 600.000 tuits en español de 170.000 usuarios.
Podrán ajustar las pruebas y acercarlas más al hecho real, pero lo cierto es que cada unidad, cada conductor y cada circunstancia ofrecen resultados dispares. Existe una norma de homologación que hay que cumplir; y Volkswagen la cumplió y la cumple. Otra cosa es que se saltase a la torera el espíritu de la ley.
En el momento en que Volkswagen identifique los vehículos que haya manipulado, una ITV no podrá certificar que cumple con las normas anticontaminación, salvo que cometa un grave delito de prevaricación. Por lo tanto, no tiene más remedio que impedir la circulación de este vehículo hasta que haya sido puesto en orden.
Una vez conquistada la mesa de trabajo con el PC y el bolsillo con el smartphone, la industria informática, una de las más potentes e innovadoras del planeta (sino vean el top ten de las mayores empresas del mundo por capitalización bursátil), tenía que colonizar otros terrenos. Y para ello se ha fijado en dos aparatos que cualquier hijo de vecino usa, por no decir que reverencia: el televisor y el coche.
La característica definitoria de los todo terreno era la tracción a las 4 ruedas, que permite precisamente el rodar sobre pavimentos de baja adherencia (arena, nieve, barro, etc). Era su razón de ser. Pero como el comprador de coche es el sujeto más caprichoso del mundo, lo cierto es que la inmensa mayoría de los usuarios de estos coches en su vida han circulado fuera de la carretera.
Se cerró el año con 722.703 ventas. Parece pues que se ha cortado la hemorragia. Pero no olvidemos que el mercado español es de 1,5 millones de coches al año y aun nos estamos moviendo en menos de la mitad. El enfermo sigue en estado muy grave, pero con signos de mejoría.
Ningún piloto quiere tener accidentes. Ni ningún alpinista, ni ningún torero. Todos ellos son conscientes de que participan en una actividad de alto riesgo. Pero un riesgo que no puede utilizarse como elemento de transacción; como unidad de medida. De ahí su irracionalidad.
Cuando hace una semana publiqué el previo de Le Mans, mi apuesta por Audi era total. Os hablaba de un soliloquio, en el que el fabricante alemán dominaría, con muchas posibilidades de hacer un triplete a nada que se le dieran bien las cosas. Pero la carrera no fue como yo esperaba.
¿Dos palabras de moda en el mundo del automóvil? SUV y premium. Combínalas y tendrás entre los resultados posibles al Audi Q5, el SUV con el que la marga de Ingolstadt lleva triunfando ya unos cuantos años tanto en Europa como en Estados Unidos.
A los adinerados, les "compensa" infringir porque la pena económica es inferior incluso a lo que les cuesta cometer el delito: un coche de las características del Audi conducido por Benzema, en combustible, ruedas y amortización, gasta más en 100 Km que la cuantía reducida de la sanción por circular a 200 por hora en autovía: 300 euros.