Rompamos los estereotipos de género y #CambiemosElJuego
Marcas de juguetes, campañas de publicidad, jugueterías… Todas comienzan a sumarse a diferentes iniciativas que quieren acabar con cualquier estereotipo de género, raza o sexualidad.
Y aunque todavía son minoritarios este tipo de movimientos, sí que encontramos ya algunos interesantes ejemplos: las muñecas están dejando de lucir cuerpos irreales para sumarse al movimiento curvy; en los juegos, diferentes razas conviven sin prejuicios; hay una famosa película de dibujos animados en la que aparece una pareja gay; y anuncios y catálogos han dejado de marcar la diferencia entre juguetes de niños y juguetes de niñas.
Algo parece estar cambiando... Y ya era hora. El universo infantil empieza a descolorearse de rosa y azul. Las princesas están dejando de ser delicadas e indefensas; los guerreros, además de musculosos, son sensibles y tiernos; y las 'cocinitas' y los balones de fútbol ya no tienen reparos en compartir pasillo en las jugueterías… Porque ni los cochecitos son solo para niños, ni las muñecas son solo para niñas.
La diferencia de género en los juguetes no es un problema infantil, trasciende los primeros años de la vida de los niños y condiciona su futuro. Porque, como viene demostrando la sociedad a lo largo de las décadas, las cosas a las que los niños juegan hoy condicionarán, en buena medida, lo que serán mañana. ¿O es una casualidad que hoy siga habiendo tan pocas mujeres ingenieras? ¿O qué aún haya hombres que se sientan incómodos en el desarrollo de tareas domésticas y de cuidado? ¿O qué determinados deportes sigan siendo “territorio masculino”? ¿O qué aún haya niñas que no se atrevan a incluir en la carta a los reyes una caja de herramientas? ¿O ellos, un muñeco bebé?
Esta Navidad deberíamos invitar a niños y niñas a jugar a las mismas cosas porque es así como lograremos que desarrollen las mismas habilidades y capacidades, y la igualdad en el mundo laboral podrá entonces ser un hecho cercano.
La marca alemana de automóviles Audi se ha sumado a este movimiento y ha puesto en marcha una original campaña para acabar con esta diferencia. ¿Por qué las muñecas no pueden conducir un potente coche? ¿Y por qué los soldados no se van a sentar a tomar un té con pastas? ¿Y por qué las princesas no van a poder jugar al fútbol, aunque se rompan sus bonitos vestidos? Definitivamente, es hora de que #CambiemoselJuego.