Los niños llevan un mes sin ir a clase, aterrados por los golpes, vejaciones y humillaciones de sus acosadores, que grababan en vídeo lo que les hacían.
El acoso y las palizas afectan su aprendizaje en el corto plazo, y a la larga pueden provocarles depresión, ansiedad y hasta llevarlos al suicidio, advierte Unicef.