Siete días para el 26-J: así está el patio

Siete días para el 26-J: así está el patio

Sábado noche; un precioso patio de Madrid, cena de amigos. Entre los presentes y sus círculos sale una muestra tan irrelevante demoscópicamente como real del estado de perplejidad que predomina en el país, a una semana de la cita con las urnas. Hay indecisos y abstencionistas: como dicen las encuestas, las previsibles transferencias de voto decantarán la balanza el 26-J.

5c8b1b2a250000e203ca0d10JON NAZCA / REUTERS

Sábado noche; un precioso patio de Madrid, cena de amigos. Entre los presentes y sus círculos se dibuja un fresco tan real como poco científico del estado de perplejidad que predomina en el país, a una semana de la cita con las urnas del 26-J.

Uno anuncia que se abstendrá -por primera vez en su vida-.

Otra, que su madre siempre votó a IU, pero la confluencia con Podemos no le gusta y votará al PSOE.

'Es el mismo dilema que tiene mi hija', apunta otro. 'Pero para ella (22 años) es impensable votar socialista, demasiado rancio'.

Debate entre quienes creen que Albert Rivera acabará apoyando a Rajoy si el 26-J suman una mayoría suficiente, y quienes creen que el líder de Ciudadanos no puede ya desdecirse. Todos dudamos de que si Rajoy gana por tercera vez las elecciones dé un paso al lado -la nueva y elegante fórmula para definir harakiri-.

'Un año después, Rajoy volverá a ser presidente', sentencia otro. 'Tanto hemos cambiado que el giro será de 360 grados'.

Hay consenso en que Pablo Iglesias y lo suyos están bordando la campaña: genial la idea de hacer el programa Ikea style, devastador para el PSOE anunciar que consulta a, y se wasapea con el mismísimo Zapatero, alias 'el mejor presidente de la democracia'. 'Es tan leninista, eso de hurgar en las grietas del rival...', apunta alguien. Brindis por el desparpajo con el que el líder de la formación morada se transmuta ideológicamente cada día. Y funciona: son los únicos que llenan en los mítines.

Pero también hay consenso en que Iglesias no llegará a Moncloa porque el PSOE se romperá antes de permitir que sea presidente. Y a partir de ahí, se encienden los ánimos: ¿Existe el voto oculto? ¿Morirá Pedro Sánchez la misma noche del 26J? Si el descalabro es tal y como auguran las encuestas, ¿qué líder socialista asumirá el timón? ¿Quién decidirá los pactos?

Nadie descarta una tercera convocatoria electoral en otoño.

A siete días para que hablen las papeletas, las encuestas apenas se mueven. Los indecisos, los abstencionistas y las previsibles transferencias de voto decantarán la balanza: lo dicen los sondeos, lo corroboras en cualquier cena de amigos. La primera semana de campaña no parece haber ayudado a despejar dudas, pero queda la traca final. Con hitos de la comunicación política, como la aparición de Mariano Rajoy en El Hormiguero. Nunca fue tan cierto que cada voto, cada votante, cuenta. La lucha para seducirles se vuelve agónica.

PD: Domingo: escucho a Pablo Iglesias frente a Ana Pastor, que le azuza por su viaje ideológico. Ya no soy el enfant terriblede las tertulias, ya no soy comunista. Seré un presidente socialdemócrata, dice. Como Allende, remata.

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