Por qué la generación Z quiere romper con la monogamia
Según los datos de Ashley Madison y YouGov, el 51% se han planteado abrir su relación.
Monogamia, poliamor, relaciones abiertas... Son conceptos que han ido apareciendo poco a poco en el día a día de los españoles, especialmente de las generaciones más jóvenes, que se plantean cada vez más modelos de relaciones más allá de la tradicional pareja monógama. Así lo demuestran los datos de una encuesta realizada por la web de citas Ashley Madison y YouGov en diez países diferentes.
El estudio desvela que más de la mitad de generación Z en España, un 51%, se han planteado o están dispuestos a iniciar una relación abierta, el porcentaje más elevado de Europa junto a Suiza. Además, el 59% ven ventajas en las relaciones abiertas o poliamorosas y por eso las buscan. Entre ellas, tener experiencias sexuales y amorosas más plenas, más aceptación a otras formas de amar o sentirse más cómodo a la hora de expresar lo que desean en una relación.
“La generación Z no solamente está cambiando el modelo de relaciones, está iniciando una revolución. En base a este estudio y también a otro que hicimos el año pasado, en el que preguntábamos cuál era vuestro tipo de relación idónea, un 40% de la generación Z decía una relación monógama, mientras que el 30% decía una relación abierta y el 30% decía una relación poliamorosa, es decir, una relación emocional y sexual con varias personas a la vez”, cuenta Christoph Kraemer, Director de Marketing de Europa de Ashley Madison.
El ejecutivo señala que el poliamor “para todas las generaciones, empezando por los millennials, es una minoría, pero en la generación Z ya son casi un tercio las personas que se plantean eso como una forma de pareja” más allá de los modelos tradicionales. “Entonces en general vemos que sí que en cuestiones de género, identidad u orientación sexual hemos aceptado, o empezamos a aceptar, que los modelos binarios o únicos no son la realidad ni representan la diversidad de los seres humanos, pero en cuanto al modelo de pareja todavía tenemos ese modelo unitario, lo único realmente aceptado es el matrimonio monógamo y no tiene sentido lógico que ese sea el único modelo que puede funcionar”, explica Kraemer.
Para él, “todavía estamos al inicio de esta revolución, y la está liderando la generación Z y también las mujeres”. Lara Ferreiro, psicóloga y sexóloga, también ha notado cómo en los últimos años la manera de abordar las relaciones ha ido cambiando. “Como psicóloga llevo diez años pasando terapia y antes nadie venía o traía como motivo de consulta el ‘quiero abrir una relación’. Ahora sí que me estoy encontrando casos, el último que he tenido, de una pareja que lleva diez años juntos y quiere abrir la relación y quieren saber cómo hacerlo. Entonces tienen que saber que no todo vale, que hay que poner normas y cada seis meses las revisan”, detalla.
La psicóloga defiende que la pandemia marcó un punto de inflexión para muchas personas sobre cómo afrontar sus relaciones. “Hemos pasado mucho tiempo solos, tanto con la pareja como nosotros mismos, y algunas parejas se han destrozado porque se han empezado a hacer preguntas. Nosotros vivimos en automático y en ese periodo tuvimos que poner el freno de mano”, añade Ferreiro.
“Lo que veo es que los jóvenes, los Z, empiezan también a reflexionar porque son más fluidos, ven el amor de una forma distinta. Están empezando a plantearse qué modelo de relación quieren y hay muchas opciones. Está la relación abierta a nivel sexual, la relación abierta a nivel emocional y también el poliamor. En la relación abierta tienen relaciones sexuales o emocionales con otras personas, pero la pareja principal son ellos, mientras que en el poliamor todos son parejas de todos, según lo que cada uno pacte. No todos los poliamores son iguales. A mucha gente le funciona porque no se sienten oprimidos, viven el amor de manera más fluida”, explica la psicóloga y sexóloga.
Las mujeres, con las ideas más claras
“Es muy interesante y salió en el estudio, pero también lo preguntamos en otras encuestas, que vemos que una de cada cuatro de usuarias dicen estar en una relación no monógama, comparado con el 13% de los hombres. Es decir, casi el doble”, cuenta Christoph Kraemer.
Además, Kraemer también revela que, a pesar de que la razón principal para abrir una relación es "el pensamiento de que una sola persona no puede satisfacer todas las necesidades o el deseo", el resto de motivos cambian en función de hombres y mujeres. "Para los hombres las siguientes razones son querer probar, ver si va bien con la pareja.... Las mujeres lo tienen más claro y su primera razón es sexual, luego el pensamiento de que una persona no puede satisfacer todas las necesidades emocionales, y la tercera razón es que dicen que no pueden ser monógamas y felices a la vez", cuenta el directivo de la plataforma.
"Eso de que las mujeres son más emocionales o que necesitan emoción para tener sexo, que son menos sexuales, se demuestra que es adoctrinamiento de género más que una realidad", añade sobre los mitos alrededor del deseo femenino. Kraemer también destaca que a pesar de que los hombres suelen tomar la iniciativa a la hora de plantear abrir una relación, "una vez iniciada ellas están convencidas y no dan marcha atrás mientras que para los hombres son fases".
Por su parte Ferreiro cree que las mujeres en España están viviendo una "revolución sexual". "Nos han educado en sexualidad a través de la culpa. Antes nos decían que no podías erotizar con un hombre en la primera cita y se te llamaba de según que formas, el sexo se vinculaba mucho a la culpa en la mujer. Esa frase que a mí me pone muy nerviosa de ‘hazte valer’. ¿Cómo que hazte valer? Todo eso, la sexualidad basada en la culpa existe", recuerda la psicóloga, que cree esto que está cambiando.
"Ahora nos vemos capaces de pedir lo que queremos, ser libres para estar con quien queramos. Todo eso ha hecho que en la generación Z experimenten más. En las mujeres en matrimonios largos, vimos en otro estudio, que el 63% de ellas no llega al orgasmo con sus maridos, me pongo hasta nerviosa. En terapia dos de las preguntas que más me hacen son cómo sé si estoy enamorada o cómo sé si he tenido un orgasmo", cuenta Ferreiro, que recuerda que hay que perderle el miedo a hablar de sexo con la pareja.
De hecho, la psicóloga y sexóloga rescata "un mito que hay que derribar" sobre el sexo dentro de la pareja. "Esa idea de que cuando tú quieres a una persona y tú estás bien con esa persona el sexo tiene que ser buenísimo, maravilloso, fluido y no le tienes que decir nada porque si lo hablas es que ya no te satisface y se va a sentir mal. Hay que tener comunicación sexual, tenemos que hablar de nuestros gustos", defiende Ferreiro, matizando que es una de las razones por las que se experimenta más con un amante.
"Con un amante, con una tercera persona, te sientes más libre para explorar o para hablar de lo que te gusta", señala. "Porque es una relación fuera de las normas sociales, entonces te sientes libre para hablar de verdad", añade Christoph Kraemer.
Redefinir el concepto de infidelidad
El directivo de Ashley Madison, que asegura que "una infidelidad casi nunca suele ser una decisión impulsiva" desea que llegue un momento en el que el concepto infidelidad evolucione por completo. "Siempre digo que ojalá llegase el día en el que ya no haya infidelidad, porque lo hablamos abiertamente. La infidelidad existe porque estás escondiendo o no declarando algo, y sí que veo esperanza sobre todo en el generación Z, donde cada vez más y más gente está creando otro modelo de pareja en el que poder hablar más abiertamente de esas necesidades, deseos y también tener otro tipo de relaciones, igual no monógamas, y que entonces no exista la infidelidad", reflexiona.
Por su parte Ferreiro aboga por "redefinir el concepto" de infidelidad y pasar a hablar de no monogamia. "Creo que vamos hacia ahí", confiesa la psicóloga. "Siempre explico que el amor es como un videojuego y tiene cinco etapas. La primera es el enamoramiento que dura de uno a dos años, a veces hasta tres, y es todo el rato esa química, esa efervescencia, la pasión. Una vez que ya se acaba eso pasamos a la fase dos que es algo más tranquilo, hasta los cinco años. Luego está la pantalla tres que es la zona de crisis, que es donde la mitad de las parejas se quieren divorciar, y después de eso ya pasamos a la pantalla cuatro que es un amor más incondicional donde ya conoces sus virtudes, sus defectos. Por último está la fase final, ya de viejitos", contextualiza la experta.
"¿Qué ocurre? Que el enamoramiento suele durar dos o tres años, pero después de eso pues te vas a aburrir y demás, y como no quieres cambiar a la persona pues...", matiza Ferreiro. En este sentido, explica que "hay personas que ven la infidelidad como autocuidado". "Es decir, llevas años reclamando sexo pero quieres a tu pareja, si tienes hijos, quieres a tu familia, pero buscas el sexo por otro lado porque no te lo han dado", reflexiona la psicóloga, que recuerda que España es el país con más infieles según los datos de Ashley Madison. "Así que hay una necesidad", concluye.