La generación Z es la más creativa que nunca haya existido, caracterizada por la capacidad de producir gracias a la proliferación de poderosas herramientas de expresión a su alcance: video, música, texto... y con la que manifiestan el orgullo de su individualidad. Es la celebración de la diferencia, del orgullo de sentirse oídos. Una identidad que adulteran sin complejos hasta deformarla para reírse y jugar con ella.