Soy técnica nutricionista y esto es lo que le pasa a tu cuerpo cuando comes rápido
Hay una serie de trucos que te ayudarán a evitar esta mala costumbre que afecta negativamente a tu salud.
Aunque no nos demos cuenta, hay muchas personas que comemos más rápido de lo normal, hasta el punto que se ha convertido en un hábito tan común que hemos dejado de ser conscientes de ello. El ritmo de vida acelerado que lleva mucha gente, como bien sabemos, tiene diversas repercusiones en nuestra salud. Una de ellas, que no es nada menor, son las consecuencias sobre nuestra salud, como advierte la técnica en nutrición y dietética Ana Luzón: "Esta costumbre puede tener efectos negativos en la salud a corto y largo plazo". Esta especialista explica las razones de que este perjuicio, cómo afecta a nuestro cuerpo y por qué es fundamental que modifiques este hábito y empieces a comer más despacio.
¿Qué sucede cuando comes rápido? Lo primero es que haces mal la digestión. "Comer rápidamente provoca que no mastiquemos bien los alimentos, lo que dificulta el proceso digestivo", destaca Luzón. "El estómago tiene que trabajar más para descomponer la comida mal triturada, lo que puede generar molestias como hinchazón, gases o acidez", añade.
Otro efecto es que se retardan las señales de saciedad que recibe nuestro cuerpo. "El cerebro tarda unos 20 minutos en recibir las señales de saciedad del estómago. Si comes muy rápido, es probable que sigas ingiriendo alimentos mucho después de haber alcanzado un nivel de saciedad adecuado, lo que puede conducir a comer en exceso y al aumento de peso", revela esta experta en nutrición.
Además, comer rápido puede hacer que aumentes de peso. Ana Luzón señala que "diversos estudios muestran que las personas que comen rápido tienen más probabilidades de aumentar de peso". "Esto se debe a que, como decíamos antes, se consumen más calorías antes de que el cerebro pueda indicar que el estómago está lleno. Pero además, con este costumbre sostenida en el tiempo, esto puede contribuir al sobrepeso o la obesidad", advierte la nutricionista.
Este mal hábito también impacta en nuestros niveles de glucosa, ya que "comer a gran velocidad puede afectar el control de la glucosa en sangre, lo que es especialmente perjudicial para personas con resistencia a la insulina o diabetes", explica Luzón. Las comidas rápidas y pesadas pueden provocar picos en los niveles de glucosa, aumentando el riesgo de complicaciones metabólicas".
Y, a continuación, esta experta explica algunos trucos que te pueden ayudar a comer más despacio. "Mastica bien los alimentos. Para ello, un sistema simple es tratar de masticar cada bocado entre 20 y 30 veces antes de tragártelo. Esto no sólo facilita la digestión, sino que también te obliga a comer con más lentitud", aconseja.
Un segundo truco es dejar los utensilios que usas para comer entre los bocados que das. "Coloca los cubiertos en la mesa entre cada bocado. Este pequeño descanso entre bocados te dará más tiempo para disfrutar de la comida y permitirá que las señales de saciedad lleguen a tu cerebro antes de que te excedas", revela esta experta.
Una tercera idea positiva es evitar las distracciones mientras comes. "Si lo haces frente a la televisión o mientras miras tu teléfono, es más probable que te apresures y no prestes atención a la cantidad que consumes", señala Luzón. Así que "trata de concentrarte en tu comida y en el proceso de comer, centrándote en cada bocado", aconseja.
Y, finalmente, es muy relevante también que planifiques bien tus comidas. "Si te das tiempo suficiente para comer y lo consideras parte de tu día, será menos probable que comas a toda velocidad", afirma Luzón. Así que "asegúrate de dedicar al menos 20 minutos para cada comida principal", concluye.