El hábito que todos hacemos por la mañana y que es más dañino de lo que piensas
El teléfono móvil se ha convertido en una extensión imprescindible de nuestras vidas.
En la era digital en la que vivimos, es muy común que la primera acción que hagamos cada día sea la de abrir los ojos, estirar la mano hacia la mesilla de noche y coger el teléfono móvil porque, probablemente, lo habremos usado como despertador. Sin embargo, expertos en salud mental y bienestar advierten que un hábito aparentemente inofensivo podría estar pasándonos factura sin que lo sepamos.
El teléfono móvil se ha convertido en una extensión imprescindible de nuestras vidas. Desde el instante en que abrimos los ojos hasta el momento en que nos acostamos, lo llevamos siempre a nuestro lado, listo para conectarnos, informarnos y entretenernos. Sin embargo, el ritual de desbloquear la pantalla y deslizar el dedo sobre las notificaciones se ha convertido en una práctica casi automática para millones de personas. Una acción que, como dijimos antes, podría tener un impacto negativo en nuestra salud.
Según los expertos en neurociencia, el proceso de despertar y comenzar el día se compone de una serie de fases cerebrales cruciales para nuestro bienestar: desde las ondas theta, que facilitan la creación de recuerdos y el procesamiento de información, hasta las ondas alfa, responsables de aumentar la creatividad y reducir los síntomas de la depresión. Al coger y ver el teléfono móvil nada más despertanos, podríamos estar saltándonos estas fases vitales, según El Economista.
Además, el hecho entrar en contacto con el mundo digital segundos después de abrir los ojos tras un reparador sueño, puede tener un impacto negativo en nuestra productividad y estado de ánimo. ¿Por qué? Porque las notificaciones laborales y personales que se mezclan en nuestros teléfonos pueden abrumarnos incluso antes de que estemos listos para enfrentar el día, lo que puede derivar en episodios de estrés y ansiedad. En lugar de permitir que el teléfono determine nuestra agenda matutina, los expertos sugieren dedicar un tiempo a prepararse y centrarse antes de dar el paso.
Uno de los efectos más preocupantes es el potencial para que el hábito de ver el móvil nada más despertarnos influencie negativamente nuestro estado emocional. Al conectarnos al mundo exterior de inmediato, nos exponemos a noticias negativas y comparaciones en las redes sociales que podrían arruinar nuestra disposición mental antes de que hayamos tenido la oportunidad de enfrentar el día. Evitar este contacto digital puede ayudarnos a mantener una actitud más positiva y afrontar los desafíos diarios con una mentalidad fresca y resiliente.