Desconcierto entre investigadores por un estudio que pone en alerta a Madrid por las bacterias transmisibles de 8 animales a humanos
Un análisis de la fauna urbana revela la presencia de parásitos potencialmente peligrosos en las heces de especies como palomas, cotorras y los murciélagos.
Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) han detectado bacterias y parásitos potencialmente peligrosos en heces de animales urbanos como gorriones, cigüeñas y mapaches. El trabajo, realizado dentro del proyecto COVTRAVI-19-CM y financiado por la Comunidad de Madrid con fondos europeos, resalta los riesgos zoonóticos asociados a estas especies que comparten espacio con los humanos en entornos urbanos.
Utilizando la técnica de metabarcoding, los científicos analizaron muestras de heces y detectaron 21 géneros bacterianos, incluidos patógenos de vigilancia obligatoria en la Unión Europea, como Campylobacter, Salmonella y Listeria, presentes en aves comunes como palomas y gorriones.
“Lo que tocamos o respiramos en las ciudades puede estar influido por estas especies,” señala Xabier Cabodevilla Bravo, investigador principal del proyecto. Aunque no se puede confirmar que las bacterias encontradas sean patógenas, los resultados subrayan la necesidad de vigilancia activa para prevenir riesgos de transmisión.
El estudio también encontró 23 géneros de parásitos eucariotas en las muestras, desde lombrices intestinales hasta hongos como Candida y protistas como Cryptosporidium, que pueden causar infecciones intestinales en humanos.
Aves y mamíferos que parecen inofensivos o incluso simpáticos, como cotorras y mapaches —ambas especies invasoras—, actúan como reservorios de estos patógenos. Según los investigadores, el contacto con sus excrementos es la principal vía de exposición para las personas, ya sea de forma directa o a través de partículas en el aire.
El equipo de la UAM ha colaborado con el Ayuntamiento de Madrid y el Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS) para recoger datos que permitan gestionar de forma más segura la fauna urbana. “Convivir con estas especies es inevitable, pero debe hacerse de manera segura, protegiendo tanto a las personas como a los animales,” añade Cabodevilla Bravo.
Los resultados del estudio apuntan a la necesidad de combinar técnicas genómicas y microbiológicas para implementar sistemas de alerta temprana que se reduzca la posible exposición a estos riesgos, especialmente en ciudades tan pobladas como Madrid.