Estas son las diferencias entre ser vegano y seguir la dieta a base de plantas
La principal, es la perspectiva ética que motiva a cada uno a seguir cada una de las dietas.
El cambio climático es una realidad. Una de las prácticas que contribuye al calentamiento global que está sufriendo el planeta es la ganadería industrial. Según la organización Greenpeace, esta disciplina es la responsable de la emisión del 14,5% de los Gases de Efecto Invernadero (GEI), "tanto como todos los coches, trenes, barcos y aviones juntos", especifican desde la institución.
Por ello, muchas personas han tomado conciencia de la situación climática y han optado por seguir una dieta en la que los productos animales se han quedado más bien al margen. Sin embargo, no es lo mismo ser vegano que elaborar un menú a base de plantas. Y es que, a pesar de que ambos conceptos pueden parecer similares, no lo son. La principal diferencia radica en la perspectiva ética que motiva a cada uno a seguir cada una de las dietas.
Una dieta a base de plantas
Se trata de un tipo de alimentación basada principalmente en el consumo de vegetales. Sin embargo, los productos de origen animal no quedan del todo restringidos, sólo reducidos al mínimo. Así que una dieta de estas características se compone de alimentos como frutas y verduras, obviamente, pero también de cereales, legumbres, frutos secos, pescado, algo de carne y productos lácteos.
Por norma general, las personas que siguen una dieta a base plantas lo hacen por cuestiones ambientales, pero, sobre todo, por cuidar su salud.
El veganismo, una cuestión moral
A diferencia de lo que ocurre con las personas que basan su alimentación en productos vegetales, los veganos y veganas restringen totalmente su consumo de comestibles de origen animal. Da igual que se trate de productos lácteos, pescados, carnes, etc. Todos ellos quedan estrictamente fuera de su dieta.
Y no sólo eso. Esta filosofía va más allá de la alimentación y las personas veganas tampoco visten con ropa y calzado que haya precisado de pieles u otras partes de cualquier animal para su fabricación. Lo mismo ocurre con los productos cosméticos. Si han sido testados en animales, prescinden de su uso. Por tanto, la motivación para seguir un modo de vida de estas características no tiene nada que ver con la salud. Está estrechamente relacionada con la conciencia climática.
¿Cuáles son las consecuencias del consumo masivo de carne?
El ritmo de consumo actual de productos cárnicos que proceden de la ganadería industrial es "una de las cuestiones alimentarias más importantes de nuestros tiempos", detallan desde Greenpeace, que subrayan que este ha llegado a tal punto que resulta "insostenible". Y, desde la organización, han apuntado algunos de los problemas derivados esta práctica.
Estos no sólo tienen que ver con la explotación de animales, la "destrucción de la biodiversidad" o la contribución de este tipo de ganadería al cambio climático. También han señalado que daña la salud humana. Puesto que, " el consumo excesivo de carne, en combinación con otros factores como la falta de ejercicio físico, contribuye a deteriorar nuestra salud, generando sobrepeso, obesidad, diabetes tipo II y enfermedades cardiovasculares", apuntan.