Los utensilios de cocina que cuecen bacterias potencialmente patógenas
El enemigo puede estar en casa, pero tiene fácil solución.
En la cocina no todo es lo que parece... y no hablamos de esos ricos trampantojos en el plato de los comensales. En materia de higiene algunos de los elementos más habituales en el día a día de las tareas domésticas esconden ciertos peligros no tan visibles de primeras.
Se piensa en el agua como remedio universal y eso no es del todo acertado. Sólo con mojar algo no pasa a estar limpio. Y parecer limpio tampoco significa que lo esté; por ello no conviene limitar la limpieza a pasar un paño húmedo.
Ni que decir tiene del otro gran elemento, el trapo. Algunos, a simple vista, evidencian que manchan más de lo que pueden limpiar. Si dejamos esos al margen, cuando utilizamos un paño limpio, al pasarlo por una superficie sucia algo mejora, pero no hace milagros. Sobre todo porque ese agua que ha quedado sobre la superficie se convierte en un perfecto 'caldo de cultivo' para bacterias peligrosas.
Como apunta la sección Alimente de El Confidencial, un estudio publicado por Massimiliano Cardinale, Dominik Kaiser, Tillmann Lueders, Sylvia Schnell y Markus Egert, de la Universidad de Furtwangen y del Centro Alemán de Investigación para la Salud Ambiental, mostró que había más bacterias patógenas en un estropajo de cocina que en un inodoro típico.
De hecho, cinco de las diez bacterias más comunes en estos utensilios resultaron ser "potencialmente patógenas"; esto es, peligrosas para el ser humano.
Por ello, para evitar el peligro real que esconden bayetas, trapos, paños y demás elementos de limpieza lo ideal es usar uno nuevo cada día o cada poco tiempo, pero si no se puede hacer esto, sí al menos asegurar su desinfección metiéndolos en el micro o hirviéndolos.