Borja-Villel se despide del Reina Sofía: un museo "único", creado en equipo
Desvincula tajantemente su decisión de las informaciones publicadas sobre supuestas irregularidades en las dos prórrogas de su contrato.
El director del Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, ha anunciado este martes a EFE que no presentará su candidatura para continuar al frente del museo tras quince años en el cargo. En este tiempo, asegura, se ha rodeado de "un gran equipo" y una red internacional de colaboradores que han convertido al centro en un "museo único, con una identidad muy marcada".
Este jueves, 19 de enero, será su último al frente del centro de arte, que abrirá un proceso de selección para escoger al nuevo director el 1 de febrero.
Hasta ahora, Manuel Borja-Villel (Burriana, Castellón, 1957) había mantenido la incógnita sobre su decisión y se había granjeado numerosas críticas ante la posibilidad de presentarse a la reelección, pese a que entraba dentro de la legalidad.
La decisión, asegura en una entrevista a Efe, estaba tomada desde hacía “bastante tiempo” y tras hablar con su equipo y su familia.
“Las cosas se dicen cuando tocan y tenía decidido desde hace tiempo decirlo en este momento”, ha señalado. No lo quiso decir antes, sobre todo, por no correr el riesgo de que algún proyecto que tenía entre manos no saliera adelante: “Te pagan para trabajar hasta el último día”.
El historiador desvincula tajantemente su decisión de las informaciones publicadas este fin de semana sobre supuestas irregularidades en las dos prórrogas de su contrato (2013 y 2018).
Ambas se hicieron bajo el Gobierno del PP, fueron avaladas por los ministros de Cultura del momento (José Ignacio Wert y Íñigo Mendez de Vigo); y contaron en ambos casos con un informe favorable de Abogacía del Estado.
Borja-Villel rechaza de plano las acusaciones y el centro ha pedido al diario que rectifique, sobre todo por respeto a la integridad del Museo Reina Sofía. “Ojo con las instituciones -argumenta-, hay que cuidarlas, ha costado mucho levantarlas”.
Desde el próximo viernes, el museo quedará en manos de Mabel Tapia, subdirectora artística y de Julián González Cid, subdirector gerente. El proceso de transición se lleva tiempo gestando y todo está listo para el relevo. El proceso para elegir al nuevo director se podría prolongar meses.
Durante los quince años que ha estado al frente del museo, Borja-Villel ha organizado más de doscientas exposiciones y ha convertido el museo en uno de los más visitados de España (de 1,5 en 2008 a más de 4 millones y medio antes de la pandemia).
Los ingresos propios se han disparado del 5 al 40 % (contando con la donación de obras), ha dado la vuelta en dos ocasiones a la colección permanente, ha culminado la adquisición del archivo Lafuente, ha creado una fundación de coleccionistas y ha conformado una red internacional de colaboradores, museos y organizaciones que, a su juicio, ha convertido el Reina Sofía en “un museo único, con una identidad muy marcada”.
También ha recibido numerosas críticas, una de ellas ha sido la de politizar el museo y tener una visión personalista. Pero su visión, defiende, no es solo suya, también del amplio y diverso equipo que ha creado a lo largo de estos años.
“Mi mérito es haberme rodeado de un equipo muy bueno de gente, de asesores y de colaboradores extraordinario -señala-. En la propia colección se puede ver cómo centro de estudios, exposiciones y redes han trabajado al unísono desde el diálogo y, por supuesto, la discrepancia. Mi logro ha sido haber creado una espacio institucional en el que todas esta voces han convergido”.
Este equipo está encabezado por Mabel Tapia (subdirectora artística), Charo Peior (Jefa del Área de Colecciones) y Teresa Velázquez (Jefa del Área de Exposiciones), pero hay muchos más integrantes, como Alicia Pinteño (Jefa de Actividades Editoriales) y Germán Labrador (Director de Actividades Públicas).
“No quería que el museo se convirtiera en una panteón de hombres ilustres -defiende-, sin otros colectivos como las mujeres, los indígenas o los esclavizados. El verdadero reto es que sea un lugar en el que aquellos cuya voz no se haya oído sean escuchados”.
Este sábado viajará a Brasil para comenzar con su nueva etapa como comisario de la bienal del país, con lo que estará ocupado hasta finales de este año. Después, asegura, seguirá aportando al proyecto que ha construido estos quince años aunque “desde otro lugar”.