No sólo a los humanos: el estrés también afecta al cerebro de este tipo de animales
Lo padecen más los que tienen un estatus inferior en el hábitat en el que viven.
Cuando vemos un banco de peces y los imaginamos nadando felices, quizás nos esteos equivocando. Parece ser que ellos también padecen estrés. En concreto a la familia de los cíclidos, un tipo de peces de agua dulce que vemos muy a menudo en los acuarios, ya que en ellos se encuentran los más populares y adecuados para vivir en ellos.
Pues los cíclidos , que son nativos de los lagos africanos, viven en una jerarquía estrechamente organizada, en la que hay tanto individuos dominantes como subordinados. Los machos dominantes son más grandes, de colores más brillantes y más agresivos, mientras que los machos subordinados suelen permanecer en un segundo plano. Para estos peces, el estatus lo es todo: los dominantes defienden su territorio y tienen acceso a sus parejas, mientras que los subordinados se conforman con menos. Y, según los científicos, estas dinámicas sociales hacen de los cíclidos un modelo ideal para la investigación sobre cómo el estrés social afecta al estrés oxidativo.
Este segundo tipo de estrés ocurre cuando los radicales libres en el cuerpo no son suficientemente neutralizados por los antioxidantes, lo que puede provocar daños a las células y los tejidos. En los seres humanos, este proceso se ha relacionado con afecciones como la enfermedad de Alzheimer y la depresión.
Así que, para estudiar la relación entre el estatus social y el estrés oxidativo, los investigadores colocaron cíclidos en grandes acuarios, donde los dividieron en grupos. Cada grupo estaba formado por seis hembras y dos machos, con un territorio atractivo con media maceta, para que los peces se sintieran obligados a defenderlo. En poco tiempo, los grupos formaron jerarquías estables: los machos dominantes tomaban el mando, mientras que los subordinados se sometían.
Al cabo de varias semanas, los investigadores tomaron muestras de sangre y cerebro de los peces y las analizaron en busca de marcadores de estrés oxidativo y capacidad antioxidante. También observaron el tamaño de los peces y sus órganos sexuales. Los resultados del estudio, que han publicado en la revista Frontiers in Behavioral Neuroscience, han sido que los peces subordinados tenían niveles más altos de estrés oxidativo en sus cerebros y una menor capacidad para neutralizar este estrés.
Por el contrario, los peces dominantes, aunque tenían más estrés oxidativo en la sangre, parecían estar mejor protegidos en el cerebro. Una posible explicación, según los investigadores, son sus niveles más altos de andrógenos (hormonas sexuales como la testosterona). Posiblemente estos podrían tener un efecto protector sobre el cerebro.
Es importante señalar que los patrones descubiertos con respecto al estrés oxidativo en el cerebro pueden no ser 'malos' para el animal”, afirmó Peter Dijkstra, autor principal del estudio. "Pero es importante demostrar que los patrones de estrés oxidativo están asociados con el estrés social, y esto puede proporcionar información importante sobre cómo el estrés social contribuye a las enfermedades cerebrales".
Los científicos han resaltado que esta la investigación proporciona información valiosa sobre cómo la competencia social puede influir en los procesos fisiológicos. Lo que no quiere decir, insistieron, que esto sea trasladable a las personas. Aunque sí da pensar sobre el estrés que causan cada vez más algunas prácticas humanas, como el abuso del uso de las redes sociales.