'Yes we scan': espionaje intolerable
Es grave que Estados Unidos espíe a las instituciones europeas, pero es más grave todavía que lo hagan masivamente, al conjunto de los ciudadanos europeos. Por ello, es imprescindible que el Parlamento Europeo extraiga lecciones, y responda.
El mítico lema Yes, we can, con el que Barack Obama movilizó en 2004 formidables ilusiones de cambio en los EEUU que recorrieron el planeta, ha sido sustituido por el mucho más sórdido y cínico Yes, we scan. Sí, os estamos espiando.
Un tránsito de esta envergadura hace daño a la reputación de los Estados Unidos; y singularmente al crédito y reputación de Obama; hace daño a la confianza entre Estados Unidos; y la Unión Europea, tan requerida de refuerzos en sus relaciones bilaterales. Pero hace daño -y esto es lo que más nos duele- a los derechos fundamentales de los europeos: a la intimidad, a la privacidad, al derecho de acceso, al control y garantía de protección judicial de los datos personales, todos ellos consagrados en la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE, en vigor junto al Tratado de Lisboa con pleno valor normativo y vinculante.
Porque es grave que Estados Unidos espíe a las instituciones europeas -incluso a sus embajadas y a los negociadores de los Tratados con Estados Unidos, sin ninguna relación con la prevención de ataques terroristas-, pero es más grave todavía que lo hagan masivamente, al conjunto de los ciudadanos europeos. Por ello, es imprescindible que el Parlamento Europeo extraiga lecciones, y responda, forzando a la UE a actuar en defensa de los ciudadanos europeos.
En primer lugar, resulta imperioso que el Parlamento Europeo inste al Consejo, de una vez, a que se complete el nuevo "paquete de protección de datos". Este incluye el nuevo Reglamento de Protección de Datos (en tramitación en la Comisión de Libertades, Justicia e Interior, en el argot LIBE, que tengo el honor de presidir) que reforzará la protección de los derechos fundamentales de la privacidad de los ciudadanos europeos. Son esos mismos derechos los que, según lo ahora revelado, han sido masivamente arrasados por estas prácticas cuya legalidad deberemos contrastar y verificar, para, en caso, de que sean ciertas, exigir su cese y luego su reparación.
En segundo lugar, es imprescindible también que ahora tenga consecuencias en las relaciones bilaterales con Estados Unidos. Por tanto, somos muchos en la Eurocámara los que hemos instado a la suspensión preventiva de la negociación de apertura inminente del importantísimo acuerdo de libre comercio y de inversiones con Estados Unidos, porque, hasta que este asunto no se esclarezca enteramente, pensamos que será imposible restablecer por completo la confianza que es condición inexcusable de todo diálogo fundado en las reglas de la buena fe.
Y, finalmente, el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, ha requerido a la Comisión LIBE (Comisión de Libertades, Justicia e Interior de la Eurocámara) que determine y decida el camino hacia adelante en la formulación de la necesaria respuesta. La Comisión LIBE ha decidido, a través de una reunión de su comité de coordinadores, (Junta de Portavoces), poner en marcha una investigación parlamentaria en la que se recabe la información de los expertos, junto a todos los datos y los informes necesarios, y se organicen las comparecencias oportunas, y finalmente se emita un informe que concluya cómo podemos garantizar a los ciudadanos europeos que sus datos están siendo correctamente protegidos por sus autoridades, y que una intrusión masiva de alcance tan intolerable no va a ser consentida por la UE.
Vaya por delante aquí un mensaje que despeja con rotundidad un equívoco ampliamente extendido: estas prácticas unilateralmente arbitradas desde la Agencia Nacional de Seguridad de EEUU no tienen ninguna cobertura en ninguna normativa europea ni por supuesto tampoco en ningún Acuerdo bilateral suscrito hasta la fecha entre la UE y EEUU. En ninguno. Dicho esto, se encuentra todavía pendiente de acreditar que resulten compatibles con el Derecho de excepción y la legislación antiterrorista adoptada por la Administración Bush tras los atentados del 11-S de 2001 bajo la cobertura de la llamada Patriot Act.
Durante los próximos meses la Comisión LIBE va a establecer un calendario apremiante. La Legislatura avanza hacia su finalización (mayo 2014) y no debe concluir sin que los ciudadanos conozcan cuál es la hoja de ruta para que las autoridades europeas garanticen sus comunicaciones frente al espionaje de un llamado fuego amigo que no es capaz de acreditar en tan inaceptables prácticas la más remota conexión con la amenaza terrorista.
Como ha ironizado Martin Schulz, no hace falta invertir billones en sofisticadas Agencias Nacionales de inteligencia ni en clasificadas redes de contraespionaje para saber a ciencia cierta que ¡en las embajadas de la UE no se cocinan atentados contra la seguridad de EEUU!
El Parlamento Europea tiene la ocasión y el deber de marcarle el territorio a la Comisión y al Consejo con un mensaje contundente: con los derechos de los europeos, no se negocia, ni se espía.