La prisión de Kilmainham
Kilmainham Gaol es un lugar histórico cuyas paredes hablan en voz alta del sufrimiento que padecieron sus reclusos y del tributo que pagó Irlanda por su independencia.
En 1796 las autoridades irlandesas construyeron una prisión en el barrio dublinés de Kilmainham sin saber el importante papel que años más tarde jugaría en la historia del país. La prisión de Kilmainham (Kilmainham Gaol) es un lugar histórico cuyas paredes hablan en voz alta del sufrimiento que padecieron sus reclusos y del tributo que pagó Irlanda por su independencia.
En sus inicios la prisión de Kilmainham fue utilizada para presos comunes como defraudadores, ladrones, prostitutas y mendigos. Aquellos que eran culpables de desorden público también acababan entre barrotes.
Celda de la prisión de Kilmainham
Aunque suene a tópico las condiciones de vida en su interior eran durísimas, las ventanas no tenían cristales y no había iluminación. Baste decir que a los presos se les entregaba una vela con la que tenían que apañarse durante dos semanas al cabo de las cuales volvían a recibir su nueva "ración de luz". Por si ésto no fuera poco a principios del siglo XIX los condenados por asesinato eran ahorcados en público a las puertas de la cárcel. Afortunadamente esta práctica casi medieval cesó en 1865.
Pasillo del ala Oeste
Entre 1845 y 1849 Irlanda sufrió una gran hambruna que frecuentemente se conoce como la Hambruna de la Patata cuya causa principal fue la escasez de este tubérculo básico en la alimentación de la época. Este estado de precariedad motivó el incremento de pequeños hurtos y la picaresca en general que provocó un gran aumento en la población de la prisión. El grado de hacinamiento llegó al punto de meter hasta cinco presos por celda cuando éstas habían sido diseñadas para una sóla persona.
Puerta de una celda
En 1862 se abrió el ala Este que introdujo un cambio de concepto carcelario. Si hasta entonces se había recluido a los presos según el principio de aislamiento, en este nuevo recinto todas las celdas quedaban a la vista unas de otras en plan Gran Hermano. Para reforzar esta idea las puertas tenían (y tienen) una apertura con forma de ojo.
Mirilla en forma de ojo
Si bien desde sus inicios la prisión albergó algún preso político, a finales del siglo XIX, y sobretodo a principios del XX, empezaron a verse con más frecuencia. Estos activistas eran encarcelados por defender públicamente la idea de una Irlanda independiente.
El primer estallido de violencia serio se produjo en 1916 cuando grupos de revolucionarios ocuparon algunos edificios emblemáticos de Dublín y declararon la República de Irlanda. El Ejército británico tardó una semana en sofocar la rebelión y mandar a cientos de rebeldes a la prisión de Kilmainham donde catorce de ellos fueron ejecutados en el patio. La anécdota macabra de este asunto la protagonizó Joseph Plunkett al que se le permitió casarse con su novia en la propia cárcel horas antes de ser ajusticiado.
Patio de la prisión de Kilmainham
El levantamiento y sobre todo la violenta reacción británica cambió la actitud de los irlandeses que en las elecciones generales de 1918 votaron masivamente a un partido republicano radical, el Sinn Fein, que renunció a presentarse en Londres para constituir un parlamento propio en Dublín. Este hecho desencadenó la Guerra de Independencia (1919-1921) y volvió a poner a Kilmainham Gaol en la historia al ser utilizada para encarcelar rebeldes.
Galeria de vigilancia
Tras la tregua de 1921 se firmó un tratado que establecía que Irlanda formaría parte de la futura Commonwealth británica y que los miembros del parlamento irlandés tendrían que jurar lealtad a la monarquía británica. Estas condiciones chocaban frontalmente con los principios que motivaron las primeras revueltas así que tras meses de discusiones estalló un nuevo conflicto entre los propios irlandeses, los favorables al tratado y los que lo rechazaban.
La Guerra Civil (1922-1923) volvió a pillar a Kilmainham en medio ya que las cuatro primeras ejecuciones de independentistas se produjeron en su patio. La situación era insostenible para el país y en mayo de 1923 se decidió dar la guerra por terminada aunque las persecuciones y atentados prosiguieron. Volviendo a Kilmainham, su último prisionero fue liberado en 1924. Se trataba de Eamon de Valera que en las elecciones de 1932 fue elegido como el primer presidente de Irlanda.
Celda de Eamon de Valera
Con la salida del último preso comenzó un lento declive de la instalación que durante años caminó por el borde entre ser demolida (algo que salía muy caro) o ser conservada como monumento nacional. Finalmente triunfó la segunda idea y en 1960 se creó una asociación de voluntarios que con su esfuerzo mantuvieron en pie este símbolo del nacionalismo irlandés, hasta que en 1986 su gestión pasó a manos del Estado.
La visita es guiada y dura aproximadamente una hora. Comenzamos en una sala-museo con objetos y documentos que nos introducen en la historia de la prisión y por extensión en la de Irlanda. Tras una charla introductoria pasamos al ala Oeste, la más antigua, donde no podemos ni imaginar las penurias por las que pasaron sus inquilinos. Se trata de un lugar tétrico que pone los pelos de punta.
Galería del ala Oeste
A continuación nos hacen salir al patio, donde se produjeron las ejecuciones de 1916. El lugar exacto lo tienen marcado con una cruz. Aquí no hay mucho que ver aunque las explicaciones del guía hacen la visita interesante.
Lugar de los asesinatos de 1916
Por último llegamos al lugar más famoso de la prisión, el ala Este, que ha sido escenario de muchas series y películas. Aquí podemos movernos un poco a nuestro aire aunque sin abandonar la planta baja. Entramos en alguna celda y nos hacemos fotos donde se rodaronEn el nombre del padre(1993) o Michael Collins (1996) por nombrar un buen par de ejemplos.
Ala Este de la prisión de Kilmainham
La prisión de Kilmainham es parte de la historia de Irlanda, un episodio negro que sensibiliza almas y cuya visita es imprescindible para entender la idiosincrasia de un país.