Pagar la bala
Desde el primero de julio en Francia es obligatorio llevar en el coche un alcoholímetro. Allí también dan por hecho que el automovilista es un potencial delincuente al que hay que meter en vereda a base de sanciones.
Desde el primero de julio en Francia es obligatorio llevar en el coche un alcoholímetro. Aunque de momento no hay sanción por incumplimiento de esta norma, a partir de septiembre no tener este elemento de control supondrá una multa y la pérdida de puntos en el permiso de conducir. Por supuesto que esta norma es obligatoria para todos los automovilistas que circulen por las carreteras francesas, cualquiera que sea su nacionalidad. La norma dice que es obligatoria para "todos los vehículos de motor", aunque supongo que ciclomotores y cuadriciclos estarán exentos.
Comencemos por decir que conducir bajo los efectos del alcohol me parece una temeridad que merece ser duramente sancionada. Y más duramente aun si esta irresponsabilidad produce un accidente. Soy también consciente de que en un porcentaje elevadísimo de accidentes interviene el alcohol o sustancias que alteran la percepción. Bien sustancias permitidas (fármacos) o drogas.
También he de decir que mis conocimientos sobre Derecho son bastante superficiales; conozco las normas de convivencia más elementales (entre las que se encuentra el Reglamento de Circulación) y cuando tengo dudas procuro aplicar el sentido común.
Dicho todo esto, lo de la obligatoriedad del alcoholímetro en Francia me parece una barbaridad. Me viene a la memoria el rumor (no se si cierto, pero muy extendido) de que en China a los condenados a muerte, por fusilamiento, les hacen también pagar la bala.
Siempre he pensado que en nuestro Estado de Derecho toda persona es inocente hasta que SE demuestre lo contrario. Subrayo el SE porque parece que en Francia han cambiado este aserto por ser inocente hasta que EL SOSPECHOSO demuestre lo contrario. En definitiva: que la carga de la prueba la tiene que hacer el acusado, ya que, para los franceses, somos culpables mientras no demostremos lo contrario. Así que, en el país de la liberté, égalitè, fraternité, tenemos que facilitarle al gendarme los instrumentos necesarios para demostrar nuestra inocencia. Lo siguiente debe ser pagar también la gasolina de su coche.
Ignoro si en Francia son conscientes de que estos instrumentos que venden en farmacias (con un coste de alrededor de 5 euros) tienen una caducidad bastante limitada y que son enormemente sensibles al calor y la luz. La fecha de caducidad y las recomendaciones de almacenamiento vienen impresas en el envase. Por lo tanto, no se trata de comprar una unidad, sino de comprarla cada poco más de un año. Más incongruencias: en Francia y en España, la norma es de 0,25 miligramos de alcohol por litro de aire espirado (correspondiente a 0,5 gramos por litro de sangre), pero en países como Gran Bretaña o Suecia las normas son distintas y por lo tanto los etilómetros de bolsa comprados en esos países no sirven, ya que están tarados para diferente concentración. En el caso de Gran Bretaña la tasa permitida es mayor, por lo que es posible... solo posible... que haya una cierta demanda de etilómetros británicos o irlandeses por parte de quienes quieren superar los límites. En suma: una sarta de incongruencias.
Es difícil no pensar que haya una mangoleta o un convolutto detrás de esta norma, que va a enriquecer a más de un fabricante. Y una vez abierta la veda, ¿tendrán que llevar los franceses en sus automóviles detectores de droga o psicofármacos? ¿Tendrán que llevar en el futuro un equipo de extracción de sangre? ¡País de locos, que diría Asterix!
Me preocupa mucho por los franceses; me preocupa un poco más ante la posibilidad de que me ocurra a mí, conduciendo por Francia; pero lo que de verdad me aterra es que la idea pueda ser copiada por nuestras autoridades. Porque en nuestro país tenemos la sana costumbre de copiar lo que viene de fuera, como si fuera el bálsamo de Fierabrás, para solucionar nuestros problemas. Copiamos el permiso por puntos francés; copiamos lo de llevar las luces encendidas, que es bastante útil en Escandinavia, con 6 meses de penumbra invernal; queremos copiar el pago de las autovías, como en Portugal; y si nadie lo remedia, aparecerá un gurú pidiendo que compremos el etilómetro de marras.
Hace años era obligatorio llevar en el coche una serie de elementos de repuesto: lámparas por si se nos fundía una luz o un piloto, rueda por si pinchábamos... incluso gafas por si se nos perdían las de uso habitual. Afortunadamente ya no es necesario que vayamos convirtiendo nuestro coche en un almacén. Entre otras cosas, porque es imposible definir legalmente qué es "repuesto": un objeto que si se utiliza pierde su función y por lo tanto, en el mismo instante de su empleo, se comete una ilegalidad. ¿Qué ocurrirá en Francia con los alcoholímetros? ¿Tendremos que llevar el usado para justificar que nos han hecho una prueba? ¿Durante cuanto tiempo?
Pensábamos que esa manía de regular y aplicar normas casi imposibles de controlar era exclusiva de nuestro país, pero veo que no. Allí también dan por hecho que el automovilista es un potencial delincuente al que hay que meter en vereda a base de sanciones. Yo, de momento, aconsejo que vayamos poniendo las barbas a remojo.
Y antes de terminar, quiero enviar a Maria Villota mi cariño y mi ánimo.