Lo mejor de la cocina en lo mejor de la novela negra: Sherlock Holmes

Lo mejor de la cocina en lo mejor de la novela negra: Sherlock Holmes

Cualquier fanático seguidor del personaje, entre los que obviamente me incluyo, conoce su debilidad por los dulces, así como por las carnes asadas. Aquí te proponemos una receta de un delicioso pastel, que se debe tomar acompañado de una bebida, una música y una lectura adecuadas, como las que te recomendamos aquí.

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Como no podía ser de otra manera, iniciamos nuestro recorrido por la cocina en la novela negra con el grandísimo e inigualable Sherlock Holmes. Hasta un personaje tan aparentemente frío y lejano a los placeres mundanos como Holmes, siempre concentrado en sus empíricas, prolijas y deductivas investigaciones, caía rendido de vez en cuando a los deleites que le proporcionaban sus, cómo no, refinados gustos culinarios.

Para el, sin ningún género de dudas, mejor detective de todos los tiempos, "el desayuno debe ser la comida más importante del día, mi querido amigo Watson", tal y como sentencia en el relato breve El tratado naval. Es por ello por lo que, de cuando en cuando, la señora Hudson, su casera escocesa en el famoso 221 B de Baker Street, prepara un suculento desayuno a gusto de su admirado huésped, cumpliendo con todos los requisitos por él solicitados: "... jamón, bacon, riñones asados, pescados ahumados, huevos, avena, tostadas, scones, mantequilla, mermeladas, café y té". Y para ocasiones especiales, el plato preferido de Mr. Holmes: pollo al curry.

Las preferencias gastronómicas de Sherlock no se circunscriben al desayuno. Cualquier fanático seguidor del personaje, entre los que obviamente me incluyo, conoce su debilidad por los dulces, así como por las carnes asadas. El ganso en La aventura del carbunclo azul, el cordero, en Resplandor de plata o el faisán en Estudio en Escarlata. Todo un autentico gourmet. Elemental, querido... Sherlock.

Va por usted, Mr. Holmes.

PASTEL STRASBOURG

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Fuente: COOKPAD

MUNICIÓN

  • 1 yogur
  • Aceite
  • Azúcar glass
  • Almendra molida para repostería
  • 3 huevos
  • 1 sobre de levadura
  • Un bote de sirope de chocolate
  • 250 gramos de nata montada
  • 100 gramos de almendras tostadas
  • Chocolate para decorar
  • Un molde de horno para bizcocho. REDONDO.

PRÁCTICAS DE TIRO

En primer lugar, procederemos a hacer un bizcocho casero de almendra. No hay más que batir los huevos en un bol. A continuación, añadir el yogur y, utilizando el mismo recipiente del propio yogur como medida, añadir un vasito de azúcar glass, un vasito de aceite, tres vasitos de almendra molida y, por último, el sobre de levadura. Mezclamos todo bien hasta que quede una pasta homogénea.

Untamos el molde con mantequilla y agregamos la masa. Horneamos a 180 grados durante 35 minutos. A mitad del tiempo, apagar el horno en la parte de arriba, dejando solo calor en la parte de abajo, y poner un papel de aluminio por encima del molde. Así, logramos un color uniforme y bonito en el bizcocho, y queda mucho más jugoso. Transcurrido ese tiempo, lo sacamos del horno y lo dejamos reposar en torno a hora y media sin desmoldar, hasta que quede completamente frío. En ese momento, te comerías el bizcocho entero por la gloria de tu madre, porque tiene una pinta de muerte natural. Pero no. Te toca esperar. ¡Ni lo toques!

Una vez enfriado el bizcocho, se corta longitudinalmente en tres rebanadas exactamente iguales del mismo grosor. Colocamos de nuevo la primera de las rebanadas en el molde del bizcocho, y la bañamos generosamente con el sirope. A continuación, extendemos una capa de unos dos centímetros de nata montada sobre la capa de bizcocho bañada con sirope. Se coloca entonces sobre la nata la segunda rebanada del bizcocho, repitiéndose los dos pasos anteriores. Esto es, bañamos con sirope y untamos dos dedos de nata montada sobre toda la capa del bizcocho. Finalmente, ponemos la tercera y última rebanada de bizcocho, bañándola también generosamente con sirope, e introducimos el molde en la nevera durante una hora. Joooo...

Pasado ese tiempo (¡¡bieeennn!!), desmoldamos el bizcocho y adornamos la superficie con láminas de almendra tostada o unos frutos rojos, y trocitos de chocolate. Y a comer, en honor al grandísimo e inigualable Sherlock Holmes.

PARA BEBER

Nuestro héroe y su amigo Watson eran muy aficionados al vino de Oporto. Acompañémosles en el viaje. Una copa de Taylor's siempre resulta muy agradable.

PARA ESCUCHAR

Bach, Sonatas para violín. Si pueden ser, las interpretadas por Yehudi Menuhin: la cosa puede alcanzar cuotas de placer absolutamente inolvidables.

PARA LEER

Esta tarta aparece en el relato titulado El aristócrata solterón. Todo Holmes es soberbio: ¿por qué no revisitar este?

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J.L. Rod es guionista y escritor de novela negra. Autor de La suerte de los irlandeses, la novela negra mas vendida en la Historia de Amazon en España, con mas de 50.000 ejemplares descargados por los lectores. Acaba de publicar "Señales de humo", un volumen que recoge lo mejor de la cocina en lo mejor de la novela negra.

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