Huelga indefinida en la sanidad madrileña
Viniendo a trabajar escucho en la radio que la AMYTS y todos los sindicatos convocan dos días de huelga el 26 y 27 de noviembre. Ha sido un jarro de agua fría, otra vez una indecisión, un paripé, una tomadura de pelo a las esperanzas de los que creemos en la sanidad pública, no sólo facultativos. Yo también soy paciente de la sanidad pública.
Aparentemente el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid ha conseguido unir a todos en su contra. Las medidas anunciadas el pasado 31 de octubre en el Plan de Medidas de Garantía de la Sostenibilidad del Sistema Sanitario Público suponen, de facto, un cambio radical de modelo sanitario, la privatización de 6 hospitales y el paso a gestión privada de un 10% de los centros de salud, una liquidación del sistema sanitario tal como lo conocemos.
Sin información de ningún tipo, por decreto y con la máxima urgencia se procede a la liquidación de un sistema que según ellos era modélico y que genera gran satisfacción en la población.
Aparentemente todos los sindicatos de la sanidad se han unido en la convocatoria, pero ¿qué hay detrás?
Mucha indignación, una sensación de hasta aquí hemos llegado, una necesidad de "suicidio" como única salida. Nos encontramos ante la ruptura del modelo que defendemos y en el que creemos, ruptura que se va a producir por motivos economicistas: hay que hacer caja pronto y hay que vender todos los muebles.
Es falso que el sistema sea caro e insostenible, no hay ni una sola cifra que avale tamaña falacia, el consejero y sus secuaces mienten. Muy al contrario es rentable, es un buen bocado y por eso quieren venderlo. ¿Qué empresa se metería en un negocio ruinoso? Es falso que una empresa privada gestione mejor o peor que una pública, sencillamente estos gerentes nuestros no tienen ni idea de cómo se gestiona, les queda grande y quieren deshacerse de lo que ignoran.
La indignación es global en la sanidad madrileña desde hace mucho tiempo, pero mover a los facultativos es lo más difícil: somos un colectivo desunido y egoísta, afiliados al mientras no me toque a mi no me muevo. Así quedó claro en una reunión en el Colegio de Médicos donde más de 500 facultativos decidimos movilizarnos. Una huelga indefinida y hasta la consecución del objetivo, no una paparruchada a la que estamos habituados de paros de 10 minutos o similares. Huelga indefinida.
La Asociación de Facultativos Especialistas de Madrid (AFEM), emergente y con gran capacidad de ilusionar, propuso la huelga a partir del día 26 de noviembre de lunes a jueves y hasta la retirada del proyecto. Mucha gente se sintió renovada e ilusionada con que algo cambiaba de verdad, muchos descreídos nos apuntamos y nos movilizamos: la Sanidad no se vende, esto lo paramos.
Viniendo a trabajar escucho en la radio, en el parte, (cómo me gusta esta expresión trasnochada, el parte) escucho, decía, que la Asociación de Médicos y Titulados Superiores (AMYTS) y todos los sindicatos convocan dos días de huelga el 26 y 27 de noviembre -también lo publica el Huffington Post-. Ha sido un jarro de agua fría, otra vez una indecisión, un paripé, una tomadura de pelo a las esperanzas de los que creemos en la sanidad pública, no sólo facultativos. Yo también soy paciente de la sanidad pública.
¿Qué ha ocurrido? ¿Qué temen los otros sindicatos? No se atreven con la indefinida o quieren parar la fuerza emergente por protagonismo. Dos días vuelve a ser lo de siempre, pasarán, perderemos dinero y la posibilidad de conseguir algo es mínima. Creo que ha sido una decisión errónea de AMYTS que debería corregir y subirse al carro del órdago.
Me gustaría ver el lado positivo de la unión, pero estoy cansado de paños calientes enfocados a calmar a los profesionales y no a detener lo que nos viene encima. Al fin y al cabo los sindicatos seguirán existiendo en la sanidad privada. Yo no, yo estaré en el paro con 53 años.
Un saludo.