Emprendiendo desde las trincheras
Con 400 euros imprimimos unos carteles y nos fuimos a pegarlos. No teníamos ni idea, ¿pero acaso es mejor quedarse parado que probar y ver si funciona? Y así es como surgió Agroguía, un sistema de guiado GPS para agricultores, una aplicación para móvil similar a los GPS adaptado al campo.
En estos días se habla mucho de emprendedores, startups, montártelo por tu cuenta, autoempleo, ser tu propio jefe y otras expresiones similares que básicamente vienen a decir que no estás al amparo de una empresa que te paga tus nóminas al final de mes. Mirémoslo por el lado bueno: tampoco vas a tener que aguantar a ese jefe que no tiene ni idea; ahora las ideas son tuyas y tienes potestad para tomar esas decisiones que todo empleado desea. Como no podía ser de otra forma últimamente está apareciendo un buen puñado de gente que lo sabe todo sobre el tema, conoce todos los trucos y hacen hincapié en lo difícil que es [sin su ayuda]. La intención de este post no es contradecirlos, sino la de explicar desde mi humilde experiencia, con palabras llanas, cómo montamos nosotros nuestra pequeña empresa de software orientado al sector agrícola hace ya 8 años, cuando ser emprendedor no estaba de moda.
En nuestro caso, a pesar de la crisis, hemos conseguido aumentar las ventas año a año, hemos incrementado el número de personas que trabajamos en la empresa y en definitiva, hemos sido capaces de levantar un negocio en condiciones realmente adversas. No sólo eso, en estos momentos estamos empezando a exportar a otros países vendiendo nuestra tecnología. Y más aún, en mi caso me ha dejado tiempo para trabajar en el desarrollo de otro producto, CartoDB, usado por organizaciones como la NASA o Google.
La agricultura en España siempre se ha mirado con cierto recelo. Es raro hablar de agricultura y que tarde o temprano no salgan a relucir las famosas subvenciones o el PER. Sin embargo, como en muchísimos otros sectores, si no haces caso a los tópicos y rascas un poco encuentras verdaderas maravillas. Por ejemplo, la tecnología que se usa en la industria del vino, de los árboles frutales o del cereal es increíble; con fotos por satélite es posible conocer las plantas enfermas, las zonas que necesitan agua; incluso hay tractores que no precisan de conductor (¿quién no recuerda el coche fantástico? Pues ahora es real).
No hace falta invertir mucho tiempo o esfuerzo, más aún con internet donde puedes encontrar información sobre cualquier cosa, para darse cuenta de la cantidad de lagunas y oportunidades que hay en todos los sectores. Por algún sitio hay que empezar. Si quieres montar un negocio lo primero es saber qué es lo que quieres hacer. Parece una perogrullada, pero muchas veces se olvida que vamos a montar algo para ofrecer un producto o servicio que resuelva algo a cambio de dinero. Y precisamente la agricultura es el campo que elegimos nosotros. Los agricultores tienen muchos problemas a la hora de saber exactamente por dónde tienen que ir con su tractor para evitar pasar varias veces por el mismo sitio. Por ejemplo, es fácil tratar una parte de la tierra dos veces con fertilizante desperdiciando el producto (por tanto mucho dinero) y quemando la planta, así que por qué no crear una herramienta que les permita evitar eso.
Después de 6 meses de trabajo, que compaginábamos con otro empleo a media jornada y los estudios, teníamos el primer prototipo de nuestro primer producto para poder empezar a vender. Sacrificamos algún fin de semana, alguna que otra noche, pero nadie dijo que esto no llevase esfuerzo. "¡Nadie me da 200.000 euros que necesito para levantar mi empresa!", se lamentan muchos emprendedores a día de hoy. Los bancos no dan financiación y la tónica general no es para tirar cohetes. ¿No has pensado que antes de correr tienes que aprender a andar? ¿Realmente necesitas 200.000 euros para probar? Tranquilo, cuando factures un poco y la gente vea que funcionas vendrán queriendo invertir en tu negocio, palabra. En nuestro caso con 400 euros imprimimos unos carteles y nos fuimos a pegarlos donde nosotros pensábamos que podrían pasar agricultores. No teníamos ni idea, ¿pero acaso es mejor quedarse parado que probar y ver si funciona?
Y así es como surgió Agroguía, un sistema de guiado GPS para agricultores, que en pocas palabras es una aplicación para móvil similar a los GPS que usamos en carretera pero adaptado al campo. Cuando comenzamos ya había otras herramientas que hacían eso en el sector, pero pensábamos que podríamos hacerlo mejor y más barato. No necesariamente tenemos que inventar la pólvora: coger algo existente y mejorarlo es un gran avance. Antes del DVD veíamos las películas en VHS.
Entonces no sabíamos nada de facturas, papeleo, burocracia. Lo que sabíamos es que queríamos hacer algo que solucionara el problema y venderlo. Sin embargo, para vender y facturar es necesario tener una base legal, una empresa. Me dicen que en España se tardan un montón de meses y se necesita mucho dinero para montar algo... No me gustaría decir que es mentira, pero tampoco es del todo cierto: para facturar, con ser autónomo tienes más que suficiente. En un día tienes todo el papeleo hecho. Lo normal es que hables con una gestoría que te lleve los papeles. No es caro. Si piensas que una gestoría o las cuotas de la seguridad social son caras, olvídate de montar el negocio.
Desde que vendimos nuestra primera unidad no hubo ningún misterio. Simplemente lo que necesita un negocio es trabajar y trabajar, ver las cosas que funcionan y las que no. Cuidar a tus clientes muchísimo (cosa que por alguna razón muchas empresas olvidan), trabajar con ellos, escucharles y hacer que todo lo que tengan que hacer sea no preocuparse por sus problemas. Tal es así que aún tenemos contacto con nuestros primeros clientes y algunos de ellos nos llaman años después para ver qué tal nos va. Esta ha sido una de las cosas que hemos mantenido desde el principio: nunca dejar en la estacada a nadie. Esa es una de las señas de identidad de Agroguía, simplemente busca las que tú consideres importantes.
Se suele medir el éxito de una empresa por la facturación, beneficios, número de empleados, etc. Sin embargo, lo bueno del yo me lo guiso yo me lo como es que tú mismo puedes establecer los parámetros a tu gusto. Está claro que una empresa necesita tener un nivel de ingresos para mantenerse, pero a partir de ahí es decisión propia marcar los objetivos.
Durante el camino hay muchos días que piensas "para qué me metería yo en esto", pero no seré yo quien te lo vaya a recordar aquí; ya hay muchos que se encargan de recordarlo todos los días. Eso sí, va a costar trabajo, mucho trabajo, pero siempre se ha dicho que sarna con gusto no pica. Déjate llevar, lanza algo aunque sea pequeño y verás cómo crece o falla mientras aprendes. Seguramente no lo hagas todo bien -a nosotros nos pasa cada día-, nadie nace sabiendo, así que no pasa nada.