Por qué animar a los padres a cocinar con sus hijos ayuda a las familias

Por qué animar a los padres a cocinar con sus hijos ayuda a las familias

"Por tu culpa, mi mujer me dijo que tenía que empezar a cocinar y si te hubiera visto hace unas semanas, te habría pegado una paliza. ¡Pero la verdad es que me está gustando y ahora se me da mejor que a ti!", me espetó un tío enorme por la calle. Ahí empecé a darme cuenta del poder que tiene la comida en la mejora de la vida de las personas.

Hace poco más de 17 años, en abril de 1999, aparecí en el primer episodio de The Naked Chef en la televisión británica. Incluso en esos primeros días, tenía la intención de inspirar a los espectadores para que le dieran una oportunidad a la cocina, igual que Delia Smith y Keith Floyd me inspiraron a mí con sus programas. En concreto, quería que los chicos entraran a la cocina porque, por alguna razón, cocinar tenía una mala reputación entre los niños y parecían darle largas. Quería demostrar que cocinar no sólo era cosa de mujeres.

Por aquel entonces no tenía ni idea de en qué fenómeno se convertiría The Naked Chef y, echando la vista atrás, nunca me habría imaginado que hoy estaría escribiendo para el HuffPost con motivo del comienzo de su campaña del mes de las familias plenas (Thriving Families).

Por lo que parece, sí que he inspirado a unas cuantas personas y muchas de ellas eran padres. Nunca me olvidaré de aquella vez que me persiguió un tío grande y musculoso por la calle y que, cuando me alcanzó, pensé que iba a pegarme un puñetazo, pero me sonrió y me dijo: "Por tu culpa, mi mujer me dijo que tenía que empezar a cocinar y si te hubiera visto hace unas semanas, te habría pegado una paliza. ¡Pero la verdad es que me está gustando y ahora se me da mejor que a ti!". Fue uno de esos momentos en los que empecé a darme cuenta del poder que tiene la comida a la hora de mejorar la vida de las personas.

Uno de cada diez padres reconoce que nunca cocina con sus hijos.

Cuando decidí tratar el tema de la comida de los colegios unos años después, fue porque sabía que, si se mejoraba la comida para los niños durante los 190 días del año que pasan en la escuela (lo que en muchos casos dos comidas diarias fuera de casa), se avanzaría mucho en el ámbito de su alimentación en general.

No me malinterpretéis: esto es algo muy importante, pero la batalla real es la que tiene lugar en casa.

Por eso es tan interesante la investigación que han realizado la organización británica YouGov y la edición británica del HuffPost esta semana, aunque también resulta preocupante: el estudio revela que todavía queda mucho camino por recorrer a la hora de inspirar a los padres para que cocinen mejor comida para sus hijos. El hecho de que un 18% de los padres admitan mentir sobre lo que le dan de comer a sus hijos indica que muchos de ellos saben que deberían cocinar platos más nutritivos, pero que, por la razón que sea, tienen la sensación de que no son capaces de ello.

Más preocupantes son los datos que sugieren que sólo un 21% de los padres preparan la comida ellos mismos, lo que significa que la mayoría de los niños se alimentan de productos procesados. Al leer estas cifras, no resulta sorprendente que aproximadamente uno de cada cinco niños tenga sobrepeso o padezca obesidad antes incluso de empezar la educación primaria.

También cabe destacar otros dos estudios recientes. A principios de este mes, Cancer Research UK informó que los niños consideraban "adictivos" los anuncios de comida basura; uno de ellos llegó a decir que al verlos le daban ganas de "chupar la televisión". A su vez, el estudio de Infant & Toddler Forum recoge que el 79% de los padres sobrevaloran el tamaño de las porciones de comida para sus hijos.

Estos estudios -además de los continuos avisos de la Asociación Médica Británica, de la Asociación Dental Británica, del Foro Británico para la Obesidad y de otros muchos organismos expertos en salud y nutrición- dan miedo.

No quiero que nadie se sienta mal y sé que la falta de tiempo es un factor decisivo, pero cocinar en casa no implica tener que pasar horas ocupado. Lo que quiero hacer es seguir inspirando y empoderando a todos los padres que quieren alimentar mejor a sus hijos, hacerles sentir que disponen de las herramientas necesarias, ya sea para hacer comidas rápidas, para hacer comidas cocidas, para hacer comidas a fuego lento... Lo que más les convenga. He pasado más de 10 años trabajando para educar con el objetivo de mejorar la alimentación, para facilitar lo necesario para que la gente aprenda a cocinar: ya sea un libro de recetas, un programa de televisión, un curso de cocina o, por supuesto, toda la información que hay en mi página web, disponible sin ningún tipo de coste.

Según un estudio que realizó la Universidad de Deakin (Australia), las personas que siguieron mi curso de cocina Ministry of Food tenían más probabilidades de seguir cocinando ellas mismas, de comer más fruta y verdura, y de sentirse más sanas y seguras de sí mismas. La Universidad de Leeds va a publicar otro estudio la semana que viene. Saber cocinar es una habilidad esencial. Te da la capacidad de alimentarte a ti mismo y de alimentar a tu familia mejor y, desde una perspectiva más general, es un arma valiosísima en la lucha mundial contra la obesidad y las enfermedades relacionadas con la dieta.

Eso nos trae de vuelta a los resultados de la encuesta que ha realizado la edición británica del HuffPost, que revelan que sólo el 12% de los padres cocinan con sus hijos a diario. Uno de cada diez afirma que nunca cocina con sus hijos.

Esa sensación de que lo ha hecho uno mismo es insuperable. Deben empezar desde pequeños: que arranquen la hierba, que machaquen especias, que expriman frutas.

Personalmente, me resulta sorprendente y la verdad es que esos niños me dan lástima. Cocinar juntos es un placer (vale, se ensucia mucho, pero hay que aceptarlo antes de empezar y los resultados merecen la pena) y es uno de los principales motivos por los que algunos niños disponen de más variedad en su dieta. Si los niños participan cultivando y cocinando alimentos, lo más probable es que luego se los coman.

Esa sensación de que lo ha hecho uno mismo es insuperable. Hay que empezar desde pequeños, haz que arranquen la hierba, que machaquen especias o que expriman frutas: así se convertirán en jóvenes sanos. Si no se te ocurre ninguna idea, tienes muchas que hemos recopilado mi mujer y yo en mi página web.

Creo que enseñar cosas sobre la comida a los niños es obligación de sus padres o de sus tutores. En esos 175 días del año que no están en el colegio deberíamos animarlos con una gran variedad de comida fresca. Espero que la Estrategia contra la Obesidad Infantil del Gobierno que tanto tiempo llevaba haciendo falta incluya medidas para ayudar a los padres, especialmente a aquellos con menos recursos.

Cocinar con niños es divertido. Y, lo que es más importante, les puede ayudar a llevar una vida más larga y sana. Si hay algo que debes hacer este verano es entrar en la cocina -o haz como Huckleberry Finn y sal fuera-. Pero por favor, cocina con tus hijos, no te arrepentirás.

Este verano, la edición británica del 'HuffPost' dirige una iniciativa destinada a ayudar a que las familias crezcan. Se centra en el bienestar de los padres, en las dificultades para los que trabajan y para los que se quedan en casa, en la amistad y en el panorama de la educación moderna por parte de los progenitores. Para poner en marcha la campaña, el cocinero Jamie Oliver será redactor por un día en el 'HuffPost' este 15 de julio y escribirá sobre cómo cocinar de manera saludable en familia.

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