Los malos no existen, son los sirios

Los malos no existen, son los sirios

Señores, señoras, por favor... entremos en razón. Los sirios no vienen a quitarnos trabajo, no vienen a aprovecharse de la seguridad social de nuestros países, no vienen a atentar contra nuestra seguridad nacional, no vienen a acosar y violar a nuestras mujeres. ¡Seamos razonables! ¡De verdad alguien se cree el cuento de que, lo único que se sabe de los acosadores de Colonia es que eran "de apariencia árabe o de África del norte"!

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Un miembro de la asociación germano-tunecina entrega una rosa a una joven a las puertas de la estación de Colonia/EFE

¡Éramos pocos y parió la abuela! Eso deben estar pensando ahora mismo los refugiados, especialmente sirios, que, por si no fuera poco con que no se les quiera en Europa y se les trate como apestados, se les acusó de cometer los atentados de París de noviembre, porque claro, vienen y traen con ellos el terrorismo y el horror.

Y ahora que la noche de fin de año unos vándalos y criminales supuestamente acosaron sexualmente a decenas de mujeres en la estación de tren de Colonia, en Alemania... pues claro, le toca su parte a los sirios. No sabemos ni cuántos ni quiénes fueron los agresores, qué les llevó a semejante horror, si estaban bajo efectos del alcohol, si son enfermos mentales... a veces me da por preguntarme si existen o no.

Lo que si sabemos es, y mira qué casualidad, que son de apariencia árabe, musulmana, norteafricana, refugiados o lo que sea. Vamos, moros, como diría algún que otro ignorante. Es que, oye, el único dato y mire usted a dónde nos lleva: al mismo lugar de siempre, a los más débiles y a los que no se pueden defender.

Fue un momento trágico y en una noche tan especial en la que, por qué no decirlo, la policía tuvo una actuación irresponsable y poco digna del traje que visten, pues deberían proteger y vigilar la seguridad de los que esa noche celebraban el inicio del 2016, y, oye, no sé qué pasó.... Nadie lo sabe y nadie lo sabrá. Pero puestos a señalar con el dedo, así a la ligera y al primero que pase, pasamos al todo el mundo es culpable hasta que se demuestre lo contrario.

Señores agentes de la seguridad nacional.... Ya sé que sois humanos y tenéis derecho a cometer errores, pero individualmente, no todos a la vez. Así que... ¿cómo se puede producir semejante drama, en un país como Alemania y que nadie lo haya parado y que ni siquiera tengan ustedes un solo acusado todavía? ¿Por qué cuando las víctimas les buscaron, allí no había nadie? DECENAS DE MUJERES, por Dios, que no fueron ni una ni dos.

Habrá quien diga que por qué señalas tan rápido a la policía si todavía no hay ningún responsable judicialmente señalado... Sí, tiene usted razón, estimado lector, pero eso dígaselo a las autoridades alemanas, dígaselo a ellos, que si no saben todavía quién ha sido, que cierren la boca y no añadan más leña al fuego. Dejemos de incitar a que un día de estos el DRAE añada la palabra refugiado como sinónimo de ¿criminal? ¿terrorista? ¿violador?

En fin, a lo que iba... ¿A quién cargamos el muerto de Alemania? También a los refugiados. ¡A quién si no! No van a ser personas de nacionalidad alemana las que hayan cometido actos machistas, hayan violado, acosado o agredido. ¡Válgame Dios! ¡Qué insidia es esa! Ellos están hechos de otra pasta, y no cometen crímenes.

Pues miren, les recuerdo que locos hay en todas partes, nacen en todos los países y, no se engañen, los violadores y asesinos no tienen nacionalidad alguna. Pueden ser una persona que no hayamos visto jamás en nuestra vida, pero también puede ser nuestro vecino, nuestro amigo, un familiar nuestro o un simple conocido. Si tuviesen algo en común, no estarían paseando a sus anchas por el mundo.

¿Saben quién, además de cargar con el muerto, acaba pagando los platos rotos? Esos mismos sirios que sobreviven en albergues, donde se resguardan del frío invierno que nos acecha y aguardan buenas nuevas como una política europea que les permita rehacer sus vidas.

Sí, les suena lo de ¡Parecían gente normal! ¡Se querían mucho! ¡Era un buen hombre! ¡Iba con ella a todos lados! Ese santo inocente resultó ser el que mató a esa mujer que tanto parecía adorar y cuidar. Ese hombre que parecía amar a su familia mató a sus hijos y a su mujer, y luego se pegó un tiro, y eso que él era español, parecía inofensivo y hacía vida normal. ¡Qué les voy a decir de esos padres que convivieron con el cadáver de su pequeño unas cuantas semanas! También fueron sirios, ¿no?

Señores, señoras, por favor... entremos en razón. Los sirios no vienen a quitarnos trabajo, no vienen a aprovecharse de la seguridad social de nuestros países, no vienen a atentar contra nuestra seguridad nacional, no vienen a acosar y violar a nuestras mujeres. ¡Seamos razonables! ¡De verdad alguien se cree el cuento de que, lo único que se sabe de los acosadores de Colonia es que eran "de apariencia árabe o de África del norte"! ¿¡Que ahora de repente digamos que hay solicitantes de asilo entre los agresores, pero no tenemos más información de lo ocurrido!?

¿Saben quién, además de cargar con el muerto, acaba pagando los platos rotos? Esos mismos sirios que sobreviven en albergues, donde se resguardan del frío invierno que nos acecha y aguardan buenas nuevas como una política europea que les permita rehacer sus vidas, o un anuncio por parte de nuestros dirigentes de que la guerra en Siria ha terminado y pueden volverse a sus tierras para empezar a construir lo destruido por la guerra, y por los verdaderos terroristas con los que hacemos negocios a diario.

Y es que, solo en Alemania, ya se habla de más de medio millar de albergues donde residen refugiados procedentes de Oriente Medio que fueron atacados por xenófobos y grupos nazis. Se han cortado carreteras para evitarles que continúen su camino. Se ha congregado y se ha manifestado gente en contra de los refugiados, porque qué es eso de "Welcome refugees". Se han reunido políticos y han mirado hacia el otro lado para evitar tomar decisiones serias que pongan punto final al sufrimiento de estas personas. Se les ha señalado con el dedo índice con cualquier excusa para provocar su rechazo entre la sociedad europea.

Y eso es lo único que se ha conseguido: odio y más odio, miradas de miedo hacia personas que no ruegan más que refugio. Hablar horrores de los que huyen a Europa, haciendo que ya nadie hable de solucionar el conflicto, de organizar diálogos, ni de ayudar económicamente a los países vecinos como Turquía, Jordania, Irak o el Líbano, que aquejan desbordados de personas que llegan con necesidades extremas a lugares, como el caso de Beirut, ya inundado por sus problemas políticos, financieros, sociales y de seguridad.

Aunque oye, esto ha servido para dejar claro que tontos y machistas hay en todos lados, y no entienden de sexos ni de nacionalidades. Interesantes las declaraciones de la alcaldesa de Colonia acusando a las mujeres de ir poco decentes, poco recatadas, y como siglos atrás, les acabó diciendo que, señoras, si os han violado por algo será. ¡A dónde iban con esas pintas! Aunque quizás haya hecho esa afirmación también bajo coacción de un grupo de refugiados sirios. ¡Nunca se sabe!