Unas nuevas cifras revelan un creciente problema en el ejército ruso con las deserciones y abandonos
Los tribunales militares rusos han tramitado 15.902 casos desde que comenzó la guerra.
La guerra es un escenario sangriento y cruel que pocos son capaces de tolerar. Por ello, miles de soldados rusos han abandonado el frente desde que comenzara el conflicto bélico contra Ucrania hace casi tres años.
El medio independiente Mediazona calcula que los tribunales militares rusos han tramitado 15.902 casos relacionados con soldados que han abandonado sus unidades o se han negado a obedecer órdenes desde febrero de 2022, cuando estalló la guerra. Este año, el número de casos casi se ha duplicado en comparación con años anteriores, alcanzando los 10.308 procedimientos.
La mayoría de los casos están relacionados con ausencias no autorizadas, un delito más fácil de probar que la deserción y que, en muchos casos, termina en condenas. Sin embargo, las penas no siempre significan prisión. A menudo, las sentencias son condicionadas, permitiendo que los soldados sean enviados de regreso al frente.
Una huida marcada por el miedo
Entre los desertores se encuentra Aleksey Kuljaev, un cabo ruso de 37 años que lleva tres meses huyendo de su destino en el frente de batalla. Tras ser movilizado en el otoño de 2022 y enviado a la guerra en Ucrania, las condiciones extremas, las bajas masivas y los abusos constantes lo llevaron a tomar una decisión drástica: escapar de su unidad militar.
Ahora se esconde dentro de Rusia, temeroso de ser enviado de regreso al frente en lugar de enfrentar una condena en prisión, y ha contado en una entrevista con Sibir.Realii las razones de su huida.
En agosto de este año, fue golpeado y encadenado durante casi una semana por criticar a un superior. Aunque sus familiares lograron atraer atención sobre su caso y fue trasladado a una base militar para una supuesta investigación, nunca fue interrogado y se le ordenó regresar al frente. Ante esta situación, huyó el 18 de septiembre.
Desde entonces, Kuljaev vive en un constante estado de alerta. No utiliza transporte público ni tarjetas bancarias por miedo a ser identificado. "Ni siquiera puedo gastar mi dinero o pagar un abogado", señala.
También teme por la seguridad de sus familiares, quienes han recibido repetidamente la visita de la policía militar en busca de pistas sobre su paradero: "Como si fuera tan estúpido como para vivir con ellos. Pero siento que los estoy exponiendo al peligro y privándolos de cualquier posibilidad de llevar una vida normal".
Endurecimiento de las leyes
En 2022, Rusia endureció las penas para los delitos de desobediencia militar. La pena máxima por abandonar la unidad militar aumentó de cinco a diez años de prisión, mientras que la deserción puede castigarse con hasta 15 años de cárcel.
Sin embargo, los desertores temen que estas sentencias no sean cumplidas en prisión, sino que se traduzcan en un retorno forzado a la guerra para convertirse en carne de cañón. "No le tengo miedo a la cárcel. Tengo miedo de no llegar allí", afirma Kuljaev.
Organizaciones como 'Caminata por el bosque' han ayudado a unos 4.000 soldados a evitar participar en la guerra, pero advierten que esconderse en Rusia solo es una solución temporal. "Tarde o temprano te atraparán", afirma Ivan Tjuvilajev, coordinador de la organización.
El caso de Dmitry Vasilets: prisión en lugar de guerra
Dmitry Vasilets, de 29 años, fue el primer soldado condenado por negarse a luchar en Ucrania. Después de participar en los combates entre febrero y julio de 2022, decidió rescindir su contrato tras la muerte de dos amigos cercanos. Optó por enfrentar un juicio en lugar de regresar al frente y fue sentenciado a dos años y dos meses de prisión.
Recientemente liberado, Vasilets asegura que la prisión fue preferible a la guerra. "Quería demostrar que, si no quieres convertirte en un asesino, tienes una opción, aunque te cueste la libertad", manifestó al medio ruso Kholod,