Una desastrosa guerra entre Rusia y Finlandia es el prólogo del fin del conflicto en Ucrania
La invasión de Stalin a Finlandia comparte numerosos paralelismos con la guerra que va a cumplir cuatro años en Ucrania.
La invasión de Finlandia por parte de Joseph Stalin en 1939 ha sido objeto de paralelismos con la agresión de Vladimir Putin en Ucrania, en medio de debates sobre si el acuerdo que puso fin a la Guerra de Invierno podría servir de modelo para resolver el conflicto actual. Sin embargo, Helsinki ha advertido que Ucrania no debe seguir el ejemplo del tratado firmado tras el conflicto con la Unión Soviética, que sentó las bases de lo que se conoce como "finlandización".
En 1948, el tratado finno-soviético permitió a Finlandia mantener su independencia a costa de desmilitarizarse, declararse neutral y alinear su política exterior con Moscú. Para Pekka Kallioniemi, investigador en la Universidad de Tampere, cualquier intento de aplicar ese modelo a Ucrania "pertenece al basurero de la historia" y solo beneficiaría a los intereses de Putin.
Las invasiones de Moscú a Finlandia en 1939 y a Ucrania en 2022 comparten elementos clave: ambas estuvieron precedidas por negociaciones fallidas y se llevaron a cabo con la creencia de que serían victorias rápidas gracias a una aparente ventaja militar. Según Kallioniemi, "Stalin, como Putin, pensó que la guerra terminaría en cuestión de días".
En el caso finlandés, Stalin buscaba una zona de amortiguación con Alemania y acusó a los líderes de Finlandia de fascistas, justificando la invasión con razones de seguridad. De manera similar, Putin argumentó que la "desnazificación" y la neutralidad de Ucrania eran motivos suficientes para el ataque. En ambos conflictos, se reportaron operaciones de falsa bandera, como el bombardeo de Mainila en 1939, atribuido a Finlandia pero ejecutado por la NKVD soviética.
Aunque Finlandia logra infligir importantes bajas al Ejército Rojo en condiciones extremas, Stalin alcanza sus objetivos territoriales. Esta experiencia ha llevado a Finlandia a desaconsejar que Ucrania ceda en sus aspiraciones de ingresar a la OTAN. "Forzar la neutralidad a Ucrania no traerá paz", afirma la ministra de Relaciones Exteriores de Finlandia, Elina Valtonen.
Sari Arho Havrén, investigadora asociada en el Royal United Services Institute, ha señalado que proponer la finlandización como modelo para Ucrania es una estrategia que beneficia principalmente a Rusia. "Fue una solución temporal para Finlandia, un mal menor para sobrevivir. Pero no es aplicable en el contexto actual", afirma.
El ingreso de Finlandia a la OTAN en 2023 marca el final de su era de neutralidad. Sin embargo, para Havrén, cualquier acuerdo que excluya a Ucrania de la OTAN perpetuaría la influencia rusa sobre Kiev. Konstantin Sonin, académico en la Universidad de Chicago, ha subrayado que "hasta 2022, Rusia tenía una influencia enorme sobre Ucrania, quizás mayor que la que la URSS tenía sobre Finlandia".
Mientras la guerra en Ucrania se acerca a su cuarto año, la posible vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca ha generado especulaciones sobre un acuerdo rápido para poner fin al conflicto. Aunque Moscú exige que Kiev renuncie a recuperar sus fronteras de 1991, Trump ha prometido un alto el fuego inmediato.
Líderes como el ministro de Relaciones Exteriores de Estonia, Margus Tsahkna, han expresado su esperanza de que Trump pueda actuar como un "Churchill de nuestros tiempos". Sin embargo, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha dejado claro que cualquier solución requerirá garantías de seguridad occidentales y la membresía en la OTAN, condiciones que Moscú rechaza tajantemente.
A pesar de la presión internacional, Ucrania enfrenta un difícil panorama, con avances rusos en el este y altos costos en vidas humanas. "Cualquier acuerdo de paz deberá pasar por un referéndum nacional. Demasiada sangre ha sido derramada", concluye Yuriy Boyechko, líder de la organización Hope for Ukraine.