Una antigua base de misiles nucleares rusa aloja al nuevo enemigo de Putin
Aunque sus propietarios tienen más planes en mente, por ahora se ha transformado en un paraíso navideño.
Una antigua base de misiles nucleares de la era soviética ubicada en el condado de Valga, en el sur de Estonia, que en su día era una zona cerrada y secreta, está cobrando una nueva vida. Aunque sus propietarios tienen más planes en mente, por ahora la base se ha transformado en un paraíso navideño.
Durante la Guerra Fría, los misiles apuntaban hacia París y Londres. Para evitar ser detectados, los misiles R-12 Dvina se transportaban hasta la base en vehículos que se parecían a vagones de tren de pasajeros, según ha informado el medio ERR.
"Esos misiles eran muy grandes, de 22 metros de largo, y llevaban ojivas nucleares 70 veces más potentes que la explosión de Hiroshima", explicó Rain Aunapu, uno de los propietarios de la antigua base, al mismo medio. Al final, nunca se lanzó ningún misil desde esta base y, tras el colapso de la Unión Soviética, el hangar se utilizó brevemente para almacenar patatas.
Los propietarios actuales compraron el lugar abandonado hace aproximadamente un año y medio. Su plan es crear un centro cultural subterráneo y un museo para mostrar la apasionante historia de este lugar. "Hemos estado buscando varios documentos y fotografías en los archivos y hemos conseguido documentos antiguos de la CIA de cuando la base era espiada desde el aire", aseguraron.
Ahora, la antigua base de misiles es reutilizada para un propósito muy diferente: ser una de las casas de Papá Noel. "Me gusta organizar este tipo de fiestas y Rain tuvo la idea de hacer algo emocionante también para los niños", recuerda el copropietario Hennri Kirt, que agrega: "¡Y también es muy divertido para los adultos!".
De esta forma, la antigua base de misiles soviética alberga al nuevo enemigo de Rusia. En una carta reciente al fiscal general de Rusia, el activista pro-Kremlin Vitaly Borodin, quien presenta metódicamente informes policiales contra supuestos enemigos del estado, argumentó que Santa Claus debería ser designado como un "agente extranjero" debido a su popularidad en países "hostiles", que supuestamente utilizan el icono navideño para “socavar los valores tradicionales”.