Un gaseoducto pone en riesgo la relación entre China y Rusia
El proyecto depende de un persistente desacuerdo comercial.
La postura de Rusia en términos comerciales ha provocado la exasperación en China a medida que las negociaciones sobre el ambicioso proyecto del gasoductos El poder de Siberia 2 se acercan a su culminación, según informes del medio chino Baijiahao.
Rusia y China han mantenido, incluso desde el inicio de la guerra en Ucrania desatada por el presidente ruso, Vladimir Putin, lo que se han jactado en definir como una "amistad sin fronteras". Sin embargo, las actuales negociaciones sobre la segunda fase del gasoducto han tensado las complejas relaciones comerciales, según el medio Dagens.com.
El proyecto, importante para ambas naciones, depende de un persistente desacuerdo comercial que ha endurecido notablemente la atmósfera diplomática. Sergey Mochalnikov, viceministro ruso de Energía, comentó recientemente la naturaleza obstinada de las negociaciones. Afirmó que el contrato sólo se firmará una vez que se llegue a un acuerdo sobre los términos comerciales, incluidos los precios del gas.
Esto refleja una renuencia más amplia de ambas naciones a comprometerse en términos que podrían dictar el panorama económico de su comercio energético en los próximos años. China, con acceso a múltiples canales de suministros de energía y sin escasez inmediata de combustible, negocia desde una una posición de fuerza.
Sin embargo, a pesar de que Pekín espera que Moscú ceda a sus términos, la respuesta del presidente ruso, Vladimir Putin, ha sido de todo menos ceder. Y su postura genera frustración en los círculos chinos. El medio chino Baijiahao apunta que, aunque China no está ansiosa por arrinconar a Rusia con demandas excesivas, tampoco hará concesiones a expensas de sus propios intereses.
De esta forma, las negociaciones se encuentran en punto muerto y condena al proyecto a un estancamiento si ninguna de las partes cede.