Un emiratí sorprende con sus piñas del desierto y sin fertilizantes
Abdullatif Al Banna anima a todo el mundo a plantar para "ayudar al medioambiente".
El desierto es un "entorno adecuado para plantar". Aunque pueda resultar una afirmación surrealista para muchos, esas han sido las palabras de Al Banna, un agricultor emiratí que habla con conocimiento de causa acerca de la "facilidad" que tienen cultivar frutos nada menos que en el desierto.
Abdullatif Al Banna ha saltado a la fama por llevar más de ocho años cultivando miles de piñas en Al Awir. "Tengo cuatro invernaderos de 36 por 8 metros, y en cada uno de ellos tengo mil piñas", aseguró al medio nacional Khaleej Times.
Pero no queda ahí, ya que también desveló que tiene plantaciones de tomates, dátiles y "muchas otras plantas", aunque se queda con las piñas ya que "son más singulares". Además lo hace de forma natural, sin utilizar fertilizantes ni químicos, suficiente para producir 4.000 piñas anualmente.
Tres meses clave para la plantación
Según afirmó Al Banna durante una convención de líderes empresariales en la Climate Future Week (CFW), en Emiratos hay "tres meses al año" en el que hay un ambiente adecuado para poder plantar. "Lo único que necesitamos es que la gente trabaje duro en sus fincas o jardines. Espero que todo el mundo plante algo, aunque sea una pequeña parcela en su jardín. Ayudará al medioambiente", afirmó.
Una de las obsesiones de este curioso agricultor es la de conseguir un producto de "alta calidad", por encima de la cantidad y afirma que utilizar fertilizantes "mata a los insectos, ya que son muy importantes para el ciclo medioambiental".
Además en la entrevista, Al Banna relató cómo comenzó a cultivar piñas. "Un amigo dijo que había cultivado piñas y que eran adecuadas para el medio ambiente de EAU. Le cogí 300 árboles jóvenes y los probé en mi granja".
El siguiente paso que dio fue dividirlos en cuatro lotes y ubicarlos en cuatro entornos diferentes: uno al aire, otro bajo sombra, el tercero fuera del invernadero y por último, dentro del invernadero, y tan solo sobrevivió el último, del cual cogió una piña y aseguró que "fue la mejor piña" que había probado en su vida. "Era dulce y firme. Y cada uno pesaba casi 5 kg", multiplicándose hasta conseguir las 4.000 piñas, momento en el que decidió parar.