Trump ultima su llegada al poder mientras sacude los cimientos dentro y fuera de las fronteras de EEUU
La dimisión de Trudeau y las acusaciones de injerencia de Starmer y Macron coinciden con la vía líbre que le da el Congreso de EEUU para ser presidente. Se trata del mismo Congreso que instigó a asaltar hace cuatro años por haber perdido las elecciones.
El Congreso de EEUU ha certificado este lunes la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales del pasado mes de noviembre. Bajo la sombra, cuatro años después del asalto al Capitolio protagonizado por los simpatizantes del magnate para protestar contra su derrota en los penúltimos comicios, Trump ya tiene tachados todos los trámites para asumir el poder el próximo 20 de enero en su investidura.
De momento, y casi a la par, la llegada de Trump ya se ha dejado sentir a uno y otro lado del atlántico. Por un lado, la dimisión del primer ministro de Canadá Justin Trudeau y, por otro, las críticas en Europa de Starmer y Macron a Elon Musk acusándole de injerencia en la política de los países del viejo continente.
Este lunes se han cumplido cuatro años del asalto al Capitolio, un momento que marcó a Estados Unidos con una insurrección motivada por el discurso infundado de Donald Trump sobre un supuesto fraude electoral en los comicios de noviembre de 2020. Ahora, tras su regreso a la Casa Blanca con 78 años, Trump ha iniciado su segundo mandato con una agenda transformadora cargada de retrocesos y una vía libre a los pensamientos extremistas.
Con un Tribunal Supremo de mayoría conservadora gracias a los tres magistrados que nombró durante su primer mandato, Trump cuenta con un apoyo clave para su visión expansiva del poder ejecutivo.
La posibilidad de usar el poder ejecutivo para debilitar instituciones autónomas como el Departamento de Justicia preocupa a expertos. La nominación de figuras polémicas como Pam Bondi para fiscal general y Kash Patel para el FBI apuntan, cada vez más, hacia una politización que amenaza la independencia de estas entidades.
Entre las prioridades de Trump destacan una masiva operación de deportaciones, nuevos aranceles y la eliminación de regulaciones climáticas. Además, el recorte de dos billones de dólares en el presupuesto federal afectará a numerosos servicios esenciales y públicos en un país de extremos y de enormes desigualdades.
El nuevo gobierno, que echará a andar en 14 días se perfila como uno de los más ricos de la historia, con multimillonarios en cargos clave. ¿El más mediático? Elon Musk, quien donó 277 millones de dólares a la campaña, liderará junto a Vivek Ramaswamy el Departamento de Eficiencia del Gobierno, un nuevo ente que busca recortar el gasto federal sin los controles tradicionales. A la par, seguirá dirigiendo sus empresas a pesar del posible conflicto de intereses.
Mientras tanto, en Europa se preparan para la llegada de Trump y su núcleo duro. Musk se ha pasado el fin de semana escribiendo mensajes en clave británica y apoyando al partido nazi alemán AfD.
El primero ha asegurado que con las recientes amenazas de muerte que ha recibido una de sus compañeras "se ha cruzado una línea" responsabilizando directamente a Musk. Incluso también ha utilizado estos días su redes sociales para pedir la liberación del agitador ultraderechista británico Stephen Yaxley-Lennon, más conocido como 'Tommy Robinson', en la cárcel por difundir acusaciones falsas contra un refugiado sirio, ignorando una orden judicial que se lo impedía.
Más claro ha sido el francés: acusa directamente a Elon Musk de nutrir una "internacional reaccionaria" en su red social X, en una crítica del mandatario galo al respaldo declarado por el magnate al partido ultraderechista alemán.
"Hace diez años, ¿qué pasaría si nos hubieran dicho que el propietario de una de las redes sociales más grandes del mundo apoyaría un nuevo movimiento internacional reaccionario e intervendría directamente en las elecciones, incluso en Alemania? ¿Quién lo hubiera imaginado?, ha lamentado Macron en un discurso este lunes ante sus embajadores. "Este es el mundo que nos ha tocado vivir y con el que tenemos que tratar a través de la diplomacia", añadía.
Aunque lo más sentido ha sido la primera víctima antes incluso de que la 'era Trump' vuelva a echar a andar con la dimisión de Justin Trudeau como primer ministro de Canadá.
"Tengo la intención de dimitir como líder del partido, como primer ministro, después de que el partido elija a su próximo líder", indicaba a primera hora de la mañana señalando a la crisis interna en su partido provocada por las amenazas de Trump, que ha estado haciendo leña del árbol caído tras ganar las elecciones, refiriéndose a él como gobernador del "estado 51" y amenazando con imponer fuertes aranceles a Canadá que provocarían una enorme crisis en el país.
Además de cuestiones centradas en el déficit público, Trudeau perdía hace menos de un mes a Chrystia Freeland, viceprimera ministra y ministra de Finanzas del país norteamericano, que presentaba su renuncia.
Una crisis política sin precedentes a las puertas de unas elecciones en las que influye y mucho las medidas a adoptar en el caso de que Donald Trump cumpla con su amenaza e imponga un 25% de aranceles a los productos canadienses en una economía que mira y mucho a su vecino del sur.
Objetivo: transición modélica
El Gobierno norteamericano, todavía bajo la administración Biden, no va a permitir que se repita ni siquiera un amago de los incidentes de hace cuatro años. Ante la reunión que ha celebrado el Congreso de los EEUU, el Departamento de Seguridad Nacional ha declarado el recuento como un Evento Especial de Seguridad Nacional en una decisión sin precedentes para este protocolo electoral, hasta 2021 un mero trámite, cuando no una celebración democrática.
No es para menos. Aparte de la crisis política, mediática y social, el asalto dejó cuatro muertos, unos 140 policías heridos, e imágenes propias de una insurrección guerracivilista en el corazón de Washington. Trump fue señalado por una investigación de la cámara baja del Congreso que le apuntó como participante en una "conspiración de múltiples partes" para anular los resultados de las elecciones y por su negligencia a la hora de impedir que sus acólitos asaltaran el Capitolio, y llegó a estar acusado formalmente por un tribunal federal en un caso finalmente retirado tras ganar las elecciones y recuperar su inmunidad presidencial.
Más de 1.400 personas fueron imputadas por delitos federales relacionadas con el asedio, y de ellas más de 900 han sido condenadas hasta el momento.
Trump ha sido así certificado en medio de un periodo de transición donde ya ha conocido victorias políticas como la reelección del presidente de la Cámara de Representantes de EEUU, Mike Johnson y varapalos judiciales como el que le espera este próximo 10 de enero donde deberá acudir ante la juez para escuchar la sentencia sobre el caso de presunto soborno a la exactriz de cine para adultos Stephanie Clifford, conocida como 'Stormy Daniels' y tapar un caso de violación.
En este acto, Harris ha realizado uno de sus últimos actos públicos certificando simultáneamente el triunfo de Trump en las elecciones y su contundente derrota como candidata del Partido Demócrata en los comicios que le enfrentaron al magnate al anunciar los 312 votos electorales recibidos por Trump de manos de los congresistas de cada estado y, finalmente, declarará también J.D. Vance, compañero de fórmula de Trump, como su sucesor como vicepresidente de Estados Unidos.
Una vez certificados ambos, solo queda esperar al próximo 20 de enero para que, ya sí, eche a andar la nueva 'era Trump'.