Rusia se ha metido en una ratonera: esto es lo que pasaría si la guerra acabase hoy

Rusia se ha metido en una ratonera: esto es lo que pasaría si la guerra acabase hoy

El impacto económico a corto y largo plazo del fin de la guerra en Ucrania

La sombra de los peatones se proyectan sobre la acera de una calle de San Petersburgo.Artem Priakhin

A medida que las sanciones internacionales contra Rusia, lideradas por Estados Unidos, siguen asfixiando la economía rusa, el Kremlin mantiene una política férrea para sostener la economía en tiempos de guerra. A pesar de que las expectativas iniciales auguraban el colapso económico del país que gobierna Vladimir Putin, la realidad es que todo apunta a que el deterioro de las cuentas rusas será un proceso más prolongado.

Actualmente, el gasto en defensa y seguridad interior constituye cerca de un tercio del presupuesto que maneja el Gobierno de Putin. La economista del Banco de Finlandia, Laura Solanko, señala a la web Iltalehti, que el gasto de Rusia en defensa representa aproximadamente el 6% de su Producto Interior Bruto. Sin embargo, el impacto va más allá de ese presupuesto militar porque otros recursos económicos del país también se canalizan hacia el esfuerzo que supone llevar a cabo una invasión como la de Ucrania. 

Solanko, por otra parte, señala que Rusia inició la guerra en Ucrania con una economía poco desarrollada, estancada en la última década y, aunque no es un fenómeno nuevo para la economía rusa, la falta de inversiones -tanto internas como desde el exterior- agrava aún más la situación económica que atraviesa el país. Si a ello se le suma la alta inflación, el aumento de los tipos de interés y la escasez de mano de obra, derivada por el envío de miles de reservistas al frente, el futuro económico no parece muy halagüeño.

Por otra parte, el economista del grupo Nordea, Kristian Nummelin, apunta que el tipo de inversiones que se han hecho durante la guerra, básicamente en defensa, no contribuye a a un bienestar económico a largo plazo. Estas inversiones, señala, se percibirán como desperdiciadas cuando la guerra en Ucrania llegue a su fin. 

El incremento del gasto público ha generado oportunidades a corto plazo, pero ha debilitado las condiciones para un crecimiento sostenido y hace que la reorientación de las inversiones una vez termine la guerra en Ucrania se un proceso largo y complicado. Además, el bloqueo exterior limita el acceso de Rusia al comercio internacional, lastra a la economía y no ayuda a mejorar la percepción que se tiene de la economía rusa, que ha cambiado significativamente y ha dejado cicatrices que durarán mucho tiempo.

El Estado ha intervenido fuertemente en la economía, con estímulos que han permitido el incremento de los salarios reales. Sin embargo, la dependencia que tiene Rusia de China para evadir sanciones y mantener el comercio exterior ha generado una relación de subordinación que, si las sanciones estadounidenses se endurecen y acaban afectando a los bancos chinos, la situación económica rusa podría complicarse aún más.

Mikael Wigell, director de investigación del Instituto de Política Exterior, considera que el fin de la guerra podría llevar a una gradual eliminación de las sanciones, facilitando el regreso de Rusia al comercio mundial. No obstante, la transición de una economía de guerra a una economía normal dependerá de cómo termine la guerra y de las reacciones internacionales.

A corto plazo, Rusia necesitaría mantener una alta producción de armamento para reponer sus existencias. A largo plazo, los motores de crecimiento económico son inciertos, y el país enfrentará grandes desafíos para recuperar su estabilidad económica.