Rusia empieza a rabiar: las cifras de pérdidas se vuelven insoportables
El Kremlin se enfrenta a una creciente crisis de imagen por el uso de sus tropas en la guerra en Ucrania.
La guerra en Ucrania está cobrando un precio cada vez más alto para Rusia, no solo en términos estratégicos, sino también humanos. Los últimos informes sobre bajas diarias en el frente han desatado una lluvia de críticas entre los influyentes blogueros prorrusos y otros defensores del Kremlin, que ven en la gestión militar un colapso inminente. Según datos publicados en The Kyiv Independent, las fuerzas rusas están perdiendo cerca de 1.000 soldados por día, entre muertos y heridos, en una guerra que parece no tener fin.
El Ministerio de Defensa del Reino Unido ha avalado estas cifras en un reciente informe, sugiriendo incluso que las pérdidas podrían ser superiores. Las críticas no se han hecho esperar, y el principal foco de la ira es la decisión del ejército ruso de enviar unidades de élite, como las fuerzas especiales, a la primera línea, utilizándolas en ofensivas masivas que muchos consideran tácticas suicidas. "Vemos el uso sistemático e inadecuado de tropas entrenadas para misiones específicas, que ahora se lanzan al frente como carne de cañón", advierte el Institute for the Study of War (ISW) en su último análisis.
Tensiones internas y mentiras en el frente
El malestar no se limita a los analistas. Dos especialistas rusos en drones grabaron un vídeo antes de morir en un ataque, denunciando que sus unidades fueron castigadas por divulgar la verdad sobre la situación en el frente. En la grabación, uno de los soldados afirmaba que la destrucción de su unidad no fue casual: “Destruyeron nuestra unidad de drones de largo alcance para detener la llegada de información real y enviarnos al ataque”, aseguraba. Estos soldados, que formaban parte de un ataque a posiciones ucranianas, acusaron abiertamente a sus superiores de mentir sobre los avances militares.
La desconexión entre el alto mando ruso y la realidad en el terreno parece cada vez más evidente. Los blogueros prorrusos, que antes servían como megáfonos de propaganda del Kremlin, han empezado a manifestar su rabia contra las autoridades, criticando las decisiones que, según ellos, condenan a miles de soldados rusos a una muerte innecesaria.
Estrategias heredadas del pasado
El profesor Steven Wolff, experto en seguridad internacional en la Universidad de Birmingham, señala que la táctica militar rusa, lejos de modernizarse, parece anclada en un pasado soviético. “La doctrina militar rusa sigue siendo de estilo soviético, basada en la vasta extensión del territorio y el uso masivo de personal”, explicó Wolff en una reciente entrevista. Para el académico, la estrategia de Putin de enviar grandes cantidades de soldados al frente recuerda demasiado a las tácticas empleadas por Stalin durante la Segunda Guerra Mundial, cuando millones de soldados soviéticos murieron en las batallas contra la Alemania nazi.
A pesar de las críticas, el Kremlin ha optado por doblar la apuesta. En septiembre, Vladimir Putin firmó un decreto que aumenta las filas del ejército ruso en 180.000 efectivos, elevando el total del personal militar a casi 2,4 millones. Sin embargo, los expertos dudan de que este incremento de tropas sea suficiente para revertir las pérdidas y el desgaste en el frente. La movilización forzada de reservistas y soldados mal entrenados no parece ser la solución que muchos, incluso dentro del ejército ruso, esperan.
El impacto de las altas bajas y la frustración de las tropas es solo una de las muchas crisis que enfrenta Rusia en su prolongada invasión de Ucrania. Mientras el Kremlin intenta ocultar las verdaderas dimensiones de sus pérdidas, las tensiones dentro del ejército y la creciente frustración de los soldados en el frente apuntan a un conflicto que está lejos de solucionarse. Las voces críticas que emergen desde dentro del propio aparato militar y de los círculos prorrusos sugieren que el descontento ya no puede ser silenciado tan fácilmente. Con un ejército agotado y una estrategia que muchos consideran obsoleta, Rusia se enfrenta no solo a la resistencia ucraniana, sino también a la creciente indignación dentro de sus propias filas