Donald Trump gana las elecciones y regresa a la Casa Blanca
El republicano se impone en la mayoría de Estados bisagra, se hace con el voto popular en una victoria con una diferencia tan holgada como imprevista, que también le da la llave de la mayoría del Senado.
Donald Trump será, de nuevo, presidente de la mayor potencia de la tierra, los Estados Unidos de América. No ha importado que esté condenado y arrastre cuatro procesos judiciales, ni sus dos impeachments pasados, ni su aliento al asalto del Capitolio en 2021, ni su gestión nefasta (y negacionista) de la pandemia, ni su separación de familias migrantes y su amenaza de echar a millones, ni su plan de sacar al Ejército a la calle contra sus críticos, ni su supremacismo ni su machismo. Vuelve por sus fueros, dicen los primeros datos oficiales.
El candidato republicano ha ganado las elecciones de este 5 de noviembre, haciéndose con la mayoría de los estados bisagra y elevándose, firme, sobre el voto masculino. Los sondeos auguraban un empate técnico, un resultado muy ajustado con la demócrata Kamala Harris, pero el efecto efusivo que generó la nominación de la exfiscal, en sustitución del actual presidente, Joe Biden, no ha sido suficiente para superar sus dos grandes hándicaps de partida y dar la vuelva a unos sondeos que, desde hace dos años, daban la victoria a su oponente.
El primero de ellos es la impopularidad de la actual Administración, tenga el líder que tenga, que lastraba sus mensajes de esperanza y cambio, y el segundo, el empeño cegador de la ciudadanía en la economía, muy tocada en los últimos cuatro años por la hiperinflación y que -confían los votantes sin que haya mucho fundamento- puede revertirse con la gestión de Trump. Tendrá que demostrarlo en un contexto internacional de alteraciones diarias.
Las encuestas a pie de urnas indicaban poco antes de la medianoche que el bolsillo era la segunda preocupación de los norteamericanos a la hora de votar, pero la primera era la democracia. Al final, la protección del sistema, de los valores de EEUU, ha quedado en un segundo plano. Dólares y, en menor medida pero también importante, inmigración, vendida como amenaza.
Eso ha movido a los votantes para avalar a Trump, aferrados a las necesidades personales por encima de las colectivas. Y, también, rechazo visceral a Biden y su legado, pese a que va a dejar un historial legislativo no visto en la historia. Nada de eso se aprecia en EEUU cuando la cesta de la compra por las nubes.
Al magnate le ha valido todo: que el gran reproche popular que se le puede hacer a Biden sea lo que más le interese a la gente; que Harris no haya sabido contagiar a la ciudadanía la necesidad de preservar el sistema; que no se haya escuchado su aviso de que viene el lobo; el victimismo sobre una supuesta persecución judicial -"es una caza de brujas"- y la persecución que suponen dos atentados contra su vida. A sus 78 años, ni la baza de la edad ha jugado en su contra (hundió a Biden justo por eso y Harris tiene sólo 60, pero no le ha hecho sombra).
Tampoco el derecho al aborto o el papel público de las mujeres le ha torcido el pulso, en el momento histórico en que una mujer podía convertirse en la primera presidenta de la historia del país. Afroamericana, asiática de origen, Harris sumaba muchas cosas. Insuficientes todas, a la postre, no sólo para ganar la presidencia, sino para impedir que los republicanos ganen la tripleta: Casa Blanca, Senado y Cámara de Representantes. Un poder formidable para los dos próximos años, hasta los siguientes comicios de mitad de mandato.
La noche ha sido roja -republicana- desde el principio, con un sprint demócrata final en tres estados clave, el muro azul formado por Pensilvania, Michigan y Wisconsin. Se sabía que los primeros estados en conocerse eran de tendencia conservadora, por lo que no estaba todo el pescado vendido desde el minuto uno, pero luego la tendencia se fue consolidando incluso en territorios en disputa. Poco a poco, los márgenes del multimillonario mejoraban los de 2020, cuando Biden le ganó apenas por 11.000 votos (nada en un país de 244 millones de electores).
En los más de 1.300 condados donde la agencia Associated Press estima que se ha contado al menos el 95% de los votos, Trump ha mejorado su margen de 2020 en el 92% de ellos, según un análisis de POLITICO. El condado medio se movió un poco menos de dos puntos a favor de Trump. Sus mayores mejoras se produjeron en Florida, un estado otrora competido, que se ha inclinado hacia la derecha en los últimos ciclos electorales. También mejoró en áreas demócratas tradicionales, como los suburbios azules del norte de Virginia, que se habían movido en su contra entre 2016 y 2020. Movimientos, a la postre, determinantes.